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lunes, 11 de marzo de 2013

Premio al buen ánimo de Soler

Soler le cortó la oreja al tercero. Los lances de salida a ese novillo, muy mecidos, con sorprendente parsimonia, fueron lo mejor de la tarde. Luego la faena tuvo desenvoltura, gancho popular y la frescura propia de un debutante. Cortó la oreja a pesar del interruptus de un partidario que le dedicó un cante desde el tendido sin que viniese muy a cuento. Fundamentalmente porque si escuchas el cante no ves torear y si estas al toreo no estás al cante, eso suponiendo que haya cante o toreo al que atender.

El resto de la tarde fue un cúmulo de voluntad y buenos propósitos que nunca acabaron de concretarse. Seguimos donde estábamos. A la espera. El frío, las rachas de viento, la presión, la impericia, la ternura técnica. tantos y tantos elementos como son necesarios para dar una tarde de toros no combinaron, tampoco ninguno de los tres chicos lució ese halo de personalidad que acaba tapando carencias y haciendo soñar, ni los novillos con la excepción del cuarto fueron los más apropiados para el triunfo.

Foto: Crescencio
No es que los novillos de Jandilla-Vegahermosa fuesen malos ni se comiesen al pastor ni a nadie, todo lo contrario. Alguno sí tuvo su dureza como el quinto y otros su blandura como el primero, los dos puestos como extremos de lo que es un lote de variado comportamiento y distinta presentación, porque entre el primero, lo que se dice un muñeco y el cuarto un toro precioso, hubo mucha diferencia, al igual que entre el comportamiento de ese cuarto, bravo y noble, de honda embestida y el recio y bravo quinto pasando por el precioso segundo que de tan noble y blando no lo tomaron en cuenta ni a él ni al novillero.

Foto: Crescencio
Chover volvía a Valencia como rédito de haber dado una vuelta al ruedo en Madrid. Ayer se mostró tan animoso como le conocíamos por esta su tierra, banderilleó con facultades y suerte diversa. En su primer novillo pocas emociones pudo generar y a su segundo, el mejor de la tarde, le aplicó cantidad de pases de diversas marcas como decían los antiguos. Con la tizona anduvo desacertado. 

Campos y Soler
Tomás Campos quedó un tanto inédito. Su primero fue de imposible lucimiento por blando y el segundo de difícil lucimiento por lo contrario. Se le apreció disposición y firmeza. 

Soler, que banderilleó alternando con Chover, insistió en el sexto con los mismos planteamientos que aplicó al tercero con la diferencia de que una voltereta lo alteró todo. Afortunadamente no hubo consecuencias que lamentar más allá del estropicio indumentario. Se levantó con rabia, insistió en su voluntarismo y se justificó.
Una nota final. Alguien tendrá que poner coto a la banda de cada día que toca y deja de tocar a su antojo, lo mismo por un desarme o una cogida para y se piensa muy mucho volver a tocar que coge carrerilla y no para pase lo que pase hasta el mismo suplicio general. En resumen: Jesús Chover, silencio y ovación tras aviso; Tomás Campos, silencio y ovación tras aviso; Vicente Soler, oreja y ovación. Un cuarto. Presidió, Amado Martínez, bien.
Via http://www.lasprovincias.es


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