sábado, 11 de julio de 2015

El Fandi corta la única oreja en la Feria de Teruel

El diestro David Fandila El Fandi cortó este sábado la única oreja de tercer y último festejo de la Feria del Ángel de Teruel, un festejo en el que Miguel Abellán y Jiménez Fortes saludaron una ovación cada uno.

Toros de Madroñiz, aceptablemente presentados, noblotes pero escasos de raza y, algunos, en el límite también de las fuerzas. Destacó el segundo.

Miguel Abellán, silencio y ovación.

El Fandi, ovación y oreja.

Jiménez Fortes, ovación y silencio.

La plaza registró alrededor de media entrada en los tendidos.

Abellán sorteó con un lote de muy pocas opciones. Su primero, bajito de raza, no tuvo ánimo de embestir, aunque tampoco su matador anduvo muy allá, en una labor fría, más aparente que otra cosa, y de muy poco calado en los tendidos.

Más esforzado anduvo el madrileño frente al blando cuarto, que a la mínima que se le exigía rodaba por el albero, con el que lo intentó en una primera parte de faena por el derecho, antes de cortar por lo sano ante la imposibilidad de pegarle (al toro) dos pases seguidos.

El Fandi cumplió a rajatabla con su guión, que casi siempre es un valor seguro: Lució manejando el percal a su primero, al que banderilleó con facultades y espectacularidad, y, muleta en mano, instrumentó una labor muy comunicativa con los tendidos, que a buen seguro hubieran premiado la faena del granadino de haber estado acertado con la espada.

Sí logró tocar pelo El Fandi en el quinto, en el que volvió a enardecer los tendidos con cuatro pares de banderillas, y al que cuajó una faena de mucha conexión con los tendidos, que esta vez le premiaron con una oreja.

Jiménez Fortes fue todo valor y disposición con su primero, que le llegó a voltear de forma aparatosa en la apertura de faena de muleta, cuyo argumento estuvo basado en la firmeza de plantas y arrojo del torero malagueño, que perdió premio por marrar con la tizona.

El sexto fue toro muy en el límite de todo, con el que Fortes puso afán, pero sin llegar a trascender con tan deslucido oponente.

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