domingo, 23 de agosto de 2015

Firme como Roca, mandón como Rey

En una rotunda demostración de entrega, valor y capacidad, el peruano Roca Rey triunfa con fuerza en su presentación en Bilbao: corta tres orejas y abre la puerta grande. Al que lo vió en Madrid, no puede sorprenderle. También corta una oreja Posada de Maravillas, muy artista, y deja buena impresión Varea. Los novillos del Parralejo y Jandilla contribuyen al éxito de la tarde.

El cartel es excelente pero la Plaza no se llena: mal síntoma. El interés por las novilladas es buen índice para medir a una afición. En este punto, todas suspenden, Bilbao incluída. 

Posada de Maravillas tiene maneras «a la antigua», propias de un diestro de dinastía. En el primero, luce su clase en templados derechazos, con pellizco, y ayudados de sabor añejo. Una faena estética, a la que ha faltado rotundidad. En el cuarto, muy noble, que brinda a Javier Aresti, corre la mano con gusto, en pases excelentes, llevando al toro prendido en los vuelos de la muleta. Mata bien: una oreja.
El castellonense Varea lancea con suavidad al segundo, en el que saluda Alfonso Carrasco, con los palos. Logra muletazos de mano muy baja, vaciando toda la embestida, con mucho eco en los tendidos. Pierde la oreja por los aceros. Embarca bien al quinto, flojo y probón, pero dos desarmes deslucen el meritorio trasteo, mal rematado. Se va sin trofeos pero su personalidad y su temple quedan claros. Ha de madurar y mejorar con la espada.

El peruano Roca Rey reúne cualidades para ser figura: cabeza, variedad, valor; sobre todo, una rotunda entrega. No es raro su éxito en Las Ventas, ni que lo apodere ya la empresa de Sevilla (junto con José Antonio Campuzano, buen maestro) ni que esté programada su alternativa, en Nimes. En el tercero, de Jandilla, justo de fuerza, se muestra variado con el capote, firme y valiente con la muleta: muy quieto, liga muletazos mandones, en un palmo de terreno; sufre una voltereta. Le saca todo lo que tiene a un novillo que se raja: una labor de novillero cuajado. Aunque la espada cae baja, corta la primera oreja, a pie, de la feria. En el último, que embiste con fuerza, vuelve a echarse el capote a la espalda, en un quite emocionante. Los pases cambiados con que abre la faena son de infarto; impone su mando, se pega un arrimón y mata con decisión. El público se le ha entregado: dos orejas y gran ovación, también, al novillo.

Lo dice su apellido: firmeza y poder. Está clarísimo que Roca Rey quiere ser torero y que tiene condiciones para serlo. Los que prefirieron ir al fútbol, ahora lo estarán lamentando... 

Posdata: Cada mediodía, el apartado de los toros que se van a lidiar tiene, en Bilbao, una especial solemnidad. Mucho rato antes, se han agotado las entradas. El recinto, cuadrado, recuerda a un antiguo Corral de Comedias (o al shakespiriano teatro The Globe). Antes de que salga cada toro, un invitado hace la presentación de la ganadería. Todo se vive en silencio, con máxima seriedad. (Como anécdota, algunos acuden al acto con chaqueta y corbata). Esta forma de realizar el apartado no tiene comparación con ninguna otra que yo conozca: es un síntoma claro de la categoría taurina de Bilbao.

FERIA DE BILBAO

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