Con la taleguilla destrozada terminó Paco Ureña el festejo después de sufrir un volteretón cuando tenía a Acho entregada. Fue con la faena hecha y el triunfo casi en la mano cuando en una serie de manoletinas el toro hizo presa, recibiendo una soberana paliza. En el sexto llegaron los momentos más vibrantes del festejos en la tarde que, además, suponía la reaparición del murciano tras el percance que sufrió en la Feria de Otoño. Con la espada, estuvo hecho un cañón.
Con tres cuartos de entrada, se lidiaron toros de Miura, desiguales de presentación y complicados en líneas generales. Rafaelillo, palmas y palmas. Manuel Escribano, silencio y silencio. Paco Ureña, palmas y oreja.
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