jueves, 7 de abril de 2016

El valor sereno de López Simón en Sevilla

Corta dos orejas en su mano a mano con Castella ante una desigual corrida del Pilar 



López Simón, por manoletinas - J. M. Serrano
ANDRÉS AMORÓSSevilla

Sevilla está llena de turistas, llegan las figuras, crece la expectación. El mano a mano de Castella y López Simón es un buen cartel pero la Plaza no se llena. Tienen los dos toreros muy diferente experiencia (quince años de alternativa frente a cuatro) pero un estilo similar, basado en la quietud vertical, y están ahora en su mejor momento. Por desgracia, no se advierte rivalidad alguna. Los toros del Pilar contribuyen a que el resultado no responda a las expectativas: tienen muy poca casta, son flojos y deslucidos, en general. Sólo el impávido valor de López Simón logra arrancar una oreja al cuarto y otra, al sexto.

El primer toro es tan noble como flojo. Ya de salida, embiste a cámara lenta al capote de Castella, que logra preciosas verónicas. ¿Cómo es posible que un toro bravo embista así, antes de sufrir el menor castigo? Antes, hubiera sido impensable. Consecuencia: en seguida se cae, repetidamente. En el quite de López Simón, se echa. Escucho una voz: “Deja al toro, que está muerto”. No me gusta nada oir eso – y con motivo – en una Plaza. Sebastián muletea con mucho reposo y temple pero la emoción es imposible. Cuando suena la música, surge la división. Y pincha, antes de la estocada.

El tercero es incierto, busca las vueltas, en el capote (lo han hecho todos, como es usual en esta ganadería); se cae, levanta protestas. Mitin en banderillas. Castella tira de recursos, lo mete en la muleta, con oficio, pero no cabe lucimiento.

El quinto flaquea, aunque, como a todos, le miden el castigo. Brinda el público el francés e intenta aprovechar su último cartucho. En los habituales muletazos cambiados, parece que el toro tiene algo de picante, pero, en seguida, se para a mitad del muletazo, se defiende y, para colmo, se echa tres veces. Le piden que lo mate y eso hace. No puede irse satisfecho.

El segundo derriba engañosamente al caballo, al buscarle las vueltas. Saludan, en banderillas, Domingo Siro y Jesús Arruga. (Esta vez, los dos lo merecen pero no siempre sucede así: debería poder saludar uno solo, cuando es justo). Aunque embiste descompuesto. López Simón muestra más valor que mando, en una faena de mérito pero poco limpia, por los enganchones.

Naturales muy de verdad

El cuarto, mal presentado, huye del caballo, mansea claramente. Se aplaude a Domingo Siro, en la lidia, y a Sánchez y Arruga, con los palos. En la muleta, embiste de modo irregular pero se mueve, va y viene. Lo aprovecha bien López Simón, con su estatismo: corre la mano, se lo enrosca en circulares. La faena tiene altibajos pero vuelve a subir con buenos naturales, muy de verdad. Mata con decisión: oreja.

En el último, también flojo, quita el sobresaliente López Pineda y saluda Osuna. Aunque el toro transmite muy poco, López Simón se justifica por su quietud, su valor impávido. Le aplauden la colocación. Al final, liga muletazos en un palmo de terreno, metido entre los pitones. Como se ha alargado mucho, suena el aviso antes de entrar a matar: estocada y otra oreja- Ha aprobado con nota este examen.

Sin desmerecer a los diestros, la corrida ha resultado poco brillante. Me decía, a la entrada, un ganadero: “Los toros deben dar miedo”. Tiene razón. Han de tener casta, movilidad, fuerza. Eso es un toro bravo. Si eso falla, por grande que sea el valor o la voluntad de los diestros, todo se queda a medias.

POSTDATA.- La Junta de Andalucía ha publicado sus nuevas normas para evitar el machismo en el lenguaje, ya comentadas por Antonio Burgos en un brillante artículo/artícula: no decir “becaria”, por ejemplo, sino “persona que tiene una beca”. Como supongo que también afectan a las crónicas taurinas, intentaré tener cuidado: no escribiré maestro, torero o diestro sino “profesionales de la Tauromaquia”; no novillero, sino “joven artista”; no Presidente, sino “persona que preside”; no mozo de espadas, sino “ayudante técnico”; no apoderado, sino “gestor profesional”; no toros, sino “animales para la lidia”; no aviso, sino “señal horaria”; no público ni aficionados, sino “asistentes al espectáculo”; no Plaza, sino “lugar donde se torea”; ni se me ocurrirá mencionar el rabo sino el “galardón cumbre”... Con todo esto, ¡cuánto mejorará el bienestar de las mujeres y el nivel de la Fiesta!

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