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martes, 24 de abril de 2012



SEVILLA | Feria de Abril

Fandiño se impone a Mora en el duelo con los victorinos

Iván Fandiño torea con la derecha. | Carlos Márquez
 Zabala de la Serna
Salieron los dos matadores a batirse en duelo exactamente vestidos de rosa y oro. Iván Fandiño y David Mora con idéntico terno. Aquellos tiempos en los que los mozos de espada se hablaban para no coincidir pasaron... Fernández Pineda, el sobresaliente, se había enfundado un azul marino y oro de mayor categoría. Cuestión de gustos.
La plaza anduvo fría con Fandiño en el primero, que de tan enjutas carnes parecía una raspa vista desde atrás. Será de los victorinos más definidos desde un principio que uno haya visto, pues desde el capote se vencía por el izquierdo y no cambió. A derechas, Iván le dibujó buenos lances y una torera media. Con la muleta el planteamiento fue diestro, la mano del toro, un punto andarín entonces. Concepto clásico del de Orduña, que hubo de ponerse por la izquierda para demostrar que ni uno tenía. La faena tuvo buen tono y poco eco; de la música ni hablemos: sepulcral silencio. Y se acabó el toro. Saludó desde el tercio.
El tercero se llamaba 'Cobratero'. Zancudote, de cara abierta, escaso perfil y salida suelta. Pepe Aguado lo picó con alegría, como acudió el toro al peto. David Mora quiso intervenir en un quite por chiculienas y el toro se le metió. No llegó a producirse la voltereta con el capote de por medio. Fandiño lo vio claro por la izquierda y al natural cuajó dos series de encaje y vuelo en terrenos cercanos y en linea con la puerta de arrastre. Bien de verdad. Y decidió sacarselo a los mimos medios para descararse allí con el toro. La decisión dudo de que fuera acercetada, pero... La siguiente serie se enredó un tanto y cambió la mano. En redondo otras dos tandas despacio. El buen toro ya salía con la cara alta. Faena medida, rematada con una estocada y digna de la oreja de ley.
El sexto era un zambombo que en banderillas se agarró mucho al tercio. Muy cerrado. Un poquito más allá de la segunda raya, concediéndole sus tiempos, la derecha de Fandiño fue oro molido. Por abajo para atemperar el ataque del toro en el que habitaba un fondo de casta. Un manso encastado que apretaba con arrestos hacia los adentros. Un inoportuno desarme cortó el vuelo, porque además el ayuda y el mozo no se sabía donde se habían metido. De vuelta, con la cordura esta vez de Tristán para no castigar contando la música, Fandiño se sacó un poco más hacia afuera. El toro se apagó. Y lo mató de un volapié que en otro tiempo hubiera valido per sé la oreja. Hubo una llamativa petición, a lo peor mas de voces que de pañuelos, que la presidencia desestimó. Fandiño dio una vuelta al ruedo con sabor de tío que ha entrado en la Maestranza. La gente así lo percibió. La segunda vuelta al ruedo sobró.
David Mora, arrastrados segundo y cuarto, perdía el combate. La suerte no le había sonreído. Muy rematado uno, tocado arriba de pitones, no un descaro ni mucho menos, marcó pronto la querencia a tablas debajo o a la derecha de presidencia. Apretó siempre hacia los adentros. Aprovechando el viaje, Fandiño dibujó un quite por delantales. Del saludo de Mora quedó la media. El victorino, hablando de quedarse, lo hacía mansón y zapatillero. Por la zurda algo más largo, pero siempre hacia la querencia. El torero de Toledo le aguantó su embestir al paso. Y porfió finalmente. Saludos tras pinchazo y estocada delantera y un punto contraria. Al otro lo saludó con una larga cambiada en el tercio y unas lances veloces, codilleros y encorvados. Lo que se llaman rebanás. Muy aplaudidas. En los medios instrumentaría una faena en la que no destacó el toro ni por empleo, bravura ni calidad. Embestía en basto, tal cual era. Perfiles de descaste. Valiente Mora y cabal en la estocada.
Mora y Fandiño despidieron su duelo particular en quites con el sexto. El vizcaíno se echó el capote a la espalda en unas gaoneras que remató con airosa revolera; el de Toledo contestó por verónicas, de las que destelló la media, que a se acompla mejor a su codilleo. El Chano se desmonteró con los palos. Este último ya no se parecía a ninguno y es que en la victorinada cada cual fue de su padre y de su madre. Metía bien la cara por el izquerdo pero rajadito pronto. La mano de Mora además es la zurda. Torea muy raro con la derecha. Los naturales fueron lo mejor.

Ficha:

Plaza de la Maestranza. Martes, 24 de abril de 2012. Duodécima de feria. Tres cuartos de entrada. Toros de Victorino Martín, muy desiguales de presentación; una escalera desde el enjuto 1º de noble pitón derecho al zambombo 5º, un manso encastado que duró lo justo; muy bueno el 3º; mansones y deslucidos 2º y 4º; rajadito y noble el 6º.
Iván Fandiño, de rosa y oro. Estocada pasada y tendida (saludos). En el tercero, estocada (oreja). En el quinto, (petición y dos vueltas al ruedo).
David Mora, de rosa y oro. Estocada un punto contraria y atravesada y descabello (saludos). En el cuarto, estocada (silencio). En el sexto, media estocada (palmas de despedida).

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