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martes, 8 de mayo de 2012


Arrabal: 'Morante no es comparable con nada'


El Espacio Arte y Cultura volvió a abrir las puertas por segundo día consecutivo junto a la Monumental de Las Ventas para acoger la conferencia del controvertido escritor y cineasta Fernando Arrabal 'Toros, Rinocerontes y Patafísica'. Ya sólo el título de su discurso levantó la curiosidad del público que se acercó hasta el espacio para escuchar sus palabras, presentadas por el escritor Fernando Sánchez Dragó, organizador del contenido de esta Feria del Arte y la Cultura, que permanecerá abierta durante el mes que dura San Isidro.

Morante de la Puebla
Después de atender a un nutrido grupo de medios que se acercó a la sala de Conferencias, que preside dos fotografías de Hemingway, en el 50 aniversario de su muerte, el escritor habló largo y tendido, salpicado por su característico humor, y montó su propio espectáculo arrabaliano. Pasó de los avatares de la modernidad, «del que soy el único superviviente», a la física y la cuántica, de Bretón a Picasso, sin olvidar a Gala, y mucho menos a Morante de la Puebla, «al que vendré a ver el 23 y espero poder tirarle mis gafas, como otras veces. No es comparable con nada. De ser un filosofo sería Birkenstein, un matemático que abandonó todo para entrar en un convento de Austria». Ante un anfiteatro boquiabierto llegó a la conclusión de que «el torero pánico es el verdadero torero». Y defendió la fiesta bajo una reflexión muy personal: «Reflexionamos si la Fiesta de los toros es una salvajada o una fiesta cultural. Tertuliano nos da la solución. Dijo: «Y Cristo resucitó y lo creo. ¿Por qué? Porque es imposible». Es decir reivindicamos la confusión en el que se encuentra el artista. «Creo porque es confuso» así que si no es confuso no es humano. Lo mismo que dice el torero que da el pase perfecto, igual que el poeta que escribe el verso perfecto…».


Principalmente, Fernando Arrabal, ataviado con un quimono chino, un antifaz veneciano, unas gafas de sol y otras de ver, demostró que con su intervención que es surrealista en sí mismo y que para escucharle hay que ser inteligente. «En la vida y en el arte, todo es posible, y la moral no existe», dijo, y por supuesto, «la provocación es un invento», del que no se siente partícipe. Pero lo que está claro es que en esta vida el ser humano está «enamorado de la matemática, de la ciencia del ajedrez…», de lo cuadriculado. Pero no a su lado, porque como le introdujo el otro Fernando, Sánchez Dragó, «estar a su lado es como subirse a la grupa de un caballo loco».

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