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lunes, 28 de mayo de 2012


SOS en Córdoba


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Después de tantos años viendo toros en la plaza de Los Califas de Córdoba, debo reconocer que la situación actual es la más penosa que recuerdo. No es distinta a la de la propia Fiesta. Que nadie piense que en Córdoba hay menos afición que en otras plazas, pero allí ha habido una notable deserción que llama mucho la atención. La condición de plaza de primera, la coincidencia con San Isidro y la falta de un ídolo local son algunos de los factores que han golpeado a la plaza cordobesa.

Sobre la coincidencia con San Isidro no hay nada que contar. Siempre fue así. Que Córdoba sea plaza de primera no tiene mucho sentido. Es lo mismo que Málaga. Si ambas fueran plazas de segunda se lidiaría otro toro y las exigencias serían menores, lo que redundaría en mayores triunfos, menos gastos y un eco mayor para que el público pasara por la taquilla. Es un asunto que requiere un análisis más profundo. De hecho, la empresa Chopera ha intentado bajar el toro, pero de momento no ha logrado los resultados que esperaba.
En Córdoba siempre ha habido un torero que ha sido el ídolo. De los años cuarenta del pasado siglo en adelante, Manolete. En los años sesenta y setenta, Manuel Benítez El Cordobés. En tiempos más recientes, Finito de Córdoba. Y junto a ello ha habido muy buenos toreros. De los que he visto en los ruedos, Montilla, Zurito, El Pireo, Chiquilín y algunos más. En estos momentos se ha diluido la influencia de Finito y en Córdoba necesitan un ídolo. Necesitan incluso toreros buenos.

Perdidas millonaria en la Feria de Córdoba (foto: Rodrigo Rivas)
 La empresa Chopera desembarcó en Córdoba con grandes esperanzas. El año pasado bajó algo el nivel del toro. Pensaban que si lo bajaban habría más triunfos y ello significaría mayor interés por acudir a la plaza. Es verdad que en 2011 hubo éxitos deslumbrantes. Este año el batacazo económico ha debido ser enorme. Han seguido con la política de bajar el toro pero no se han producido los mismos triunfos del año anterior. Pensarán Óscar y Pablo que esa plaza no tiene posibilidades de arreglo. O que hay que organizar, a lo sumo, tres festejos y poco más, algo que los pliegos no contemplan, porque para ser de primera hay que organizar un número mínimo de festejos por temporada. En este momento no sé que harán de cara al futuro. El disgusto debe ser grande.

El nivel de exigencias en Córdoba ha bajado mucho. En esta Feria ni siquiera ese detalle ha propiciado grandes triunfos. La autoridad ha hecho la vista gorda en muchas cosas. Los trofeos han tenido una consistencia escasa.  Y para colmo, desde el palco se han provocado situaciones absurdas, como darle dos orejas a El Juli y negárselas a Jiménez Fortes. Ninguno merecía el doble trofeo, pero es un atropello ponerse duro con el débil y favorecer al fuerte.

En resumen, la plaza de Córdoba sigue siendo muy problemática. Alguien con un poco de sensatez debería abrir un debate y analizar si no es mejor bajarla a plaza de segunda categoría. De hecho, por el toro y las orejas, ya lo parece en muchos momentos. Entiendo que esto puede enfurecer a muchos amigos míos de la ciudad califal, pero bajando a segunda se podrían organizar menos festejos a precios más razonables, el toro sería más proclive a los triunfos y la gente se animaría a volver a la plaza. La situación actual, con tan poca asistencia y el mejor tendido del coso ocupado por la propiedad, es insostenible para todas las empresas taurinas del mundo.

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