CRONICA DE CASTOREÑO
Jesús A. Araujo Contreras
EL ARTE…SENTIMIENTO ADSCRITO DE PASION OCULTA
El arte, en cualquiera de
sus expresiones, debe llevar ese merlinico secreto de difícil descifrar, pues
si fuera obvio, seria un crucigrama práctico para primeras enseñanzas
escolares.
Hasta para caminar, hay
personas que tienen arte, otras, para hablar y hasta para gesticular, eso es
adquirido, muchas veces por costumbre, otras por inercia o enseñanza.
En el toreo, arte es la
manera de torear bonito, comúnmente aplicando posturas corporales copiadas de
otros artistas que convierten el hacer en pastosas posiciones rebuscadas en
aras de un estilo.
Curro Romero |
Para torear con arte hay que
rasgarse las vestiduras de una línea maestrante que se adquiere, hay que
aflorar ese mana aunque no bendito pero si bonito del sentimiento para que
surja el pellizco convertido en duende y desparpajo, olvidando el entorno para
que el hacer se hunda en el sopor de la inspiración y le vida al arte.
De Curro Romero se dijo
tanto que los años comprobaron que lo de el no era arte sino culto al paron, obvio,
De Paula, castañeaba los dedos cuando toreaba sobre la derecha y se sumergía en
la pasión del ensueño cuando lanceaba con la capa…¡¡ Madrid lo vio y le rindió
culto…!!
Ese sacar de pecho de Paula
y ese acompasar de cintura y muñeca no se adquieren, vienen por musas que
escogen a un cultor para tan enmudecedor interpretar, pues este Jerezano, al
igual que Silverio en Mexico, pegaban la barbilla de la pechera y no le daban
cabida a la abundancia bostezante de las líneas verticales.
Al igual que la bravura de
los toros, el arte es una pasión escondida indescifrable, porque Manzanares (el
de ayer) torea tan bonito, Morante, sin ser relojero ajusta el tiempo con el
espacio y traza musas dignas de oleos, Conde, con sus travesuras indecisas, aplica
un prohibitivo tabú para darle perfectibilidad a las hechuras, sin obviar a El
Pana, que aflora de su ser unas hechuras de órdago.
Venezuela tiene una rareza,
sus toreros no son artistas, son peleones, entregados y a la vista de todos,
honrados.
Nombro ciertos que así lo
han demostrado, Pedro González “El Venezolano” cuyo hacer con capa y muleta,
llevaba mensaje. Uno poco conocido, Merideño de El Vigía doctorado en San Sebastián,
Joselito Balza,en cuyas manos, los bártulos
del hacer se convertían en pinceladas de admiración.
Morante de la Puebla |
Rafael Girón tuvo en sus
manos la varita mágica del arte, decían que la cara no lo ayudaba hasta llegar
a Nerio Ramírez “El Tovareño” en quien se funden aleaciones de pureza,
sentimiento y el esquivo temple.
Ramírez, nunca tuvo variedad
con el capote, pero, cuando tomaba la muleta, las musas del arte revoloteaban
al derredor del paño rojo, virtud adscrita con sabor a menta y olor a mosto
bueno, que convertía en pases enmudecedores que hacían crepitar palmas y
secaban gargantas, pues era tal su toreo, que fue llamado idóneamente “el
demonio del temple” y el torero del ole exacto, dueño también de una
personalidad y un empaque que lo convirtieron en figura de la fiesta.
Arte es una virtud bendita
cual similitruki inalcanzable que se posa en ciertos talentos en cualquier
oficio, es el llamado de las musas para que sepan de su existencia, es el grito
mudo de lo bello a la vista y es la sordidez embrujante de la envidia capital
que hace rebotar y repeler a los apasionados dándoles la razón, por eso, para
que haya estética, hermosura y arte, se debe aplicar la difícil posición rebotante
del cruzarse…se cruzaría Ud. eso, es grandeza de toreros…Que viva el arte.
Morenitomilla @hot mail.com
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