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domingo, 4 de noviembre de 2012

El Payo o la emoción del reencuentro

Segunda de México
 
Jorge Raúl Nacif | Foto: JRN

    
Cortó una oreja y perdió otras más por la espada
   
Luego del duro revés que significó su actuación en la pasada Feria de San Isidro, en Las Ventas de Madrid, Octavio García “El Payo” tuvo que reencontrarse consigo mismo para, posteriormente, hacerlo con su toreo y, este domingo, el reencuentro fue con la afición de la Plaza México, público al que le brindó una muy bonita tarde de toros.
 

Y si no logró salir en volandas por la puerta grande fue porque la espada lo traicionó en sus dos toros y, lo que bien pudo ser un triunfo de tres orejas, quedó en una, protestada por algunos aficionados debido a que el queretano tuvo que utilizar el descabello en un par de ocasiones delante del ejemplar que cerró plaza.

A este toro, El Payo lo entendió de maravilla, pues le tomó el ritmo a las lentas embestidas con las que acudía a la muleta y nunca lo forzó, pues no tenía mucha fuerza aunque sí gran nobleza. De esta forma, dejó derechazos que tuvieron temple como característica principal, pases en los que, con suavidad, alargaba el trazo lo más posible.
 

El de Barralva no tenía el mismo recorrido con el pitón izquierdo, pero a pesar de esta circunstancia, El Payo le dejó la muleta en la cara y pudo ligar algunos naturales con dimensión y temple. De nuevo con la diestra, y cuando el toro comenzó a quedarse, Octavio le aguantó para endilgarle muletazos de gran valía que pusieron al público en pie y se escucharon algunos gritos de “torero, torero”.

En este tenor, y ya abandonado en su obra, el de Querétaro se puso en el sitio para extraer dosantinas y, muy quieto, ligar los forzados de pecho. Emocionantes fueron las bernardinas finales y se fue tras la espada para dejar un poco menos de media, ración de acero que no fue suficiente y liquidó al toro en el segundo golpe de descabello. Tras la petición de oreja que fue concedida, El Payo guardó el trofeo ante las protestas y dio la vuelta al ruedo entre 
aclamaciones.
 

Su primero tuvo nobleza y gran clase el embestir, por lo que Octavio pudo darse gusto en una faena que fue del agrado de los aficionados. Bien colocado, el espada surgido de Tauromagia Mexicana estructuró un trasteo aseado y en el que los derechazos de las primeras series resultaron tan ligados como templados.

Faena seria la de El Payo, que también corrió la mano al natural y aderezó su labor con cambiados de mano por delante y hasta la capetillina, disfrutando delante de la cara del toro. Por lo menos tenía una oreja cortada delante de este burel, pero pinchó a la hora de oficiar con la espada y todo quedó en una salida al tercio, mientras que los restos del ejemplar recibieron arrastre lento.
 

De esta forma, Octavio cambió las lanzas por cañas, pues después del paseíllo sus alternantes lo invitaron a saludar desde el tercio pero varios aficionados le pitaron, por lo que prefirió no salir. Al final, las palmas fueron prácticamente unánimes… así que el reencuentro es una realidad.

Y si de reencuentros comentamos, Arturo Macías volvió a esta Plaza México tras dos años de ausencia y lo hizo con el sello del triunfo. Muy quieto se quedó en las saltilleras a su primero, cuajando un quitazo en el que demostró que venía a por todas en esta tarde tan especial para él.
 

Como el de Barralva tenía clase, pero poca fuerza, Macías se dio a torear con la muleta a media altura y sin forzar demasiado a su enemigo. Así, dejó derechazos muy templados y en los que pudo correr la mano con buen trazo y echándole tipo, además de alargar el pase en algunos momentos que le fueron muy coreados por los asistentes.

Belleza tuvieron también los pases del desdén y, ya inspirado, bordó una arrucina de categoría. Bien remató la faena con las manoletinas, pasándose cerca los pitacos del ejemplar, y rubricó de estocada entera para pasear una oreja ganada realmente a ley y seguir sumando en lo que ha sido un buen año para él.
 

El segundo de su lote dio muy poco juego y resultó complicado, pues tendía a quedarse corto y, por momentos, lanzaba miraditas a su matador. Arturo Macías hizo el esfuerzo, pues quería abrir la puerta grande de La México nuevamente, pero las complicaciones del burel dieron al traste con este deseo.

Alejandro Talavante no tuvo suerte, pero dejó destellos de su creatividad en el redondel. Bien bregó a su primero, para rematar con elegante revolera. El toro tenía nobleza, pero no transmitía demasiado, y su faena de muleta tuvo momentos estupendos con la mano diestra, templando en derechazos de calidad.
 

La tanda más redonda fue justamente por derecha, en la que ligó muletazos en redondo para rematar con un elegante cambio de mano. De no haber fallado con el acero, bien pudo haber cortado una oreja, pues el trasteo fue del gusto de los aficionados, que le reconocieron con sus aplausos.

El segundo de su lote fue complicado, pues punteaba en los engaños y andaba la cabeza suelta. Muy firme, Talavante hizo el esfuerzo y por momentos logró muletazos de buen corte, pero su labor no pudo despuntar y el triunfo no llegó para el extremeño esta tarde en la Plaza México, dado que el burel nunca terminó por entregarse. 
 
Ficha
México, D.F.- Plaza México. Segunda corrida de la Temporada Grande. Unas 15 mil personas en tarde nublada y fresca. Seis toros de Barralva, bien presentados y de juego variado, entre los que destacó el 3o., premiado con arastre lento. Pesos: 485, 490, 515, 478, 510 y 485 kilos. Arturo Macías (nazareno y oro): Oreja y palmas. Alejandro Talavante (negro y plata): Palmas tras aviso y palmas. Octavio García "El Payo" (blanco y plata): Ovación y oreja con algunas protestas. Incidencias: Los tres alternantes brindaron a Joaquín Sabina, que se encontraba presenciando la corrida en el burladero de la empresa.

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