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jueves, 29 de noviembre de 2012

Los taurinos cuestionan al alcalde Petro en la jornada de su rendición de cuentas en el Coliseo


 

Guillermo Rodríguez
A las 9 de la mañana de este sábado 1 de diciembre en el Coliseo El Campin, el alcalde Gustavo Petro rendirá cuentas a la ciudad que le eligió y los taurinos que tenemos derecho a existir más allá de las oprobiosas consignas de los antis que nos quieren desaparecer de la faz de la tierra como a ese toro que terminarían por extinguir si se diera el caso de su propuesta de acabar la fiesta , preguntaremos.

La plaza De Santamaría no es del alcalde sino de la ciudad y se levantó para el rito táurico y el señor alcalde no puede eludir el cumplimiento de la Constitución y la Ley tras el reciente fallo de la Corte que vela por el cumplimiento de nuestra Carta fundamental. La Corte le dio via libre a las corridas y descartó que en ellas se consume un mal trato animal como persisten convertir maliciosamente en verdad los antis.

Así que aficionados, toreros, banderilleros, mozos de espada harán oir su respetuosa voz en ese escenario que esperamos sea todo un modelo democrático y no una perorata de quien ejerce el poder. Poder, que como sabe la historia, es limitado y pasajero en el tiempo.

Porque tenemos derecho a decidir a ir a la corrida, a nuestra cuota de libertad , esa que cercena quien luchó desde la clandestinidad  y que la sociedad al dejar las armas que mutilan seres humanos, les perdonó y permitió que regresaran a la civilidad, se hicieron parlamentarios, concejales diputados, ministros, directores de institutos. Esa sociedad le reclama hoy al alcalde muchas cosas que dijo cumpliría y que se quedaron en el papel.

Su lema de "Bogotá más humana" se contradice con los niveles de pobreza, de marginamiento, de delincuencia. Los seres humanos deberían ser la preocupación de su administración y no esos mandobles que vive dando como D"artagnan en distintos frentes. Muchos tienen la sensacion de que el alcalde sigue en la oposicion y al mirarse al espejo comienza la diatriba. El gobernante, el estadista, es otra cosa.

Al alcalde le puede gustar o no las corridas pero no puede elevar su intimidad a norma y menos escamotear la ley que es general como él bien lo sabe.

El sábado habrá una masiva representación que educada y civilizadamente preguntará. Sí, sobre las corridas de toros.

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