(Foto: Tadeo Alcina) |
La terna abrió la puerta grande del coso de Insurgentes tras repartirse seis orejas de tres toros de nota de Los Encinos
Pletórica fue la tarde en la México. Sobre todo
una primera parte en la que los tres matadores desorejaron por partida
doble a sus primeros oponentes, tres buenos toros de Los Encinos. El
Juli saludó a su primero con varios lances a la verónica a pies juntos y
de manos bajas. Imprimió variedad en un quite por chicuelinas, también
de mano baja. Brindó la faena de muleta al aficionado Gabriel Alarcón.
El torero fue metiendo poco a poco al toro en la muleta, que acabó
totalmente entregado. A base de mucho temple, El Juli fue alargando la
embestida de su oponente, sin apenas toques y ofreciendo la bamba del
engaño en un tenue toque. Surgieron así naturales de gran profundidad,
muy hondos y que ante todo tuvieron largura y recorrido. La pena fue que
el toro no tuviera una mayor continuidad. La México rugió con el toreo
al natural poderoso, de figura rota y compás abierto, embraguetado.
Pinchó arriba al primer encuentro pero dejó una gran estocada al segundo
intento. Dos orejas y arrastre lento al toro, que curiosamente, fue
pedido también por el propio torero.
El quinto no fue un toro fácil. Tuvo una rebrincada y corta embestida, carente de transmisión. Pero se encontró con un Juli pletórico, que no se aburrió en ningún momento y exprimió toda posibilidad de faena al toro en una labor inteligente y poderosa. Acortó distancias Julián y muy metido entre los pitones, jugándose el tipo, sacó muletazos de gran mérito, alargando el brazo todo lo que daba de sí. Mucha seguridad y firmeza la del diestro madrileño, con las manoletinas enterradas en la arena del "embudo" para pintar de nuevo una faena que tuvo como colofón una gran estocada, que esta vez requirió del descabello para acabar con el toro. Brindó su faena a sus dos compañeros de cartel.
Arturo Saldívar salió con mucho celo a no dejarse ganar la pelea. Toreó con disposición a la verónica y quitó por chicuelinas y tafalleras. En la muleta se mostró siempre por encima del de Los Encinos, que tuvo más movilidad que clase, sin apenas humillar. Saldívar tiró muy bien del toro, empapándolo y fijándolo con una muleta poderosa. Firme, las series sobre todo con la diestra tuvieron porte y elegancia. Faena de mucha intensidad que caló en la afición. Epilogó con ceñidas bernadinas antes de matar de una estocada entera y arriba aunque algo tendida. Dos orejas. Se le pidió con fuerza el arrastre lento al toro, que finalmente no fue concedido.
Salió de nuevo espoleado Arturo Saldívar, que recibió de hinojos a su segundo. Buen quite en el que combinó chicuelinas, navarras y tafalleras. Pero sus ilusiones por redondear la tarde se estrellaron contra las malas condiciones de su oponente, falto de clase, raza y fuerza. Imposible el lucimiento. No estuvo afortunado con la tizona.
Diego Silveti tenía la difícil papeleta de no quedarse atrás y la resolvió con ambición, entrega y vergüenza torera. Salió dispuesto desde el principio y ya con el capote dejó un ceñido y arriesgado quite por Saltilleras. La faena de muleta se vivió con enorme pasión. Se dejó al toro crudo en el caballo y le ayudó bastante al torero en el último tercio, embistiendo con transmisión. Los mejores pasajes llegaron en el toreo al natural, por donde toreó encajado de riñones, asentado y con naturalidad. Silveti fue entrando en faena y además de dejar su sello de torero de categoría, puso sobre el tapete otras armas como el valor, el arrojo y la entrega sin límites. Se pasó al toro muy cerca. Faena in crescendo, que se vivió con enorme pasión por parte del público. Unas más que ceñidas bernadinas puso al público en pie. Dejó una estocada arriba aunque el toro, amorcillado, tardó en caer vendiendo cara su muerte. Aplaudió el público esa resistencia del animal a caer. Dos orejas y arrastre lento para el toro.
El último toro de la tarde mantuvo la tónica de escaso nivel de la segunda parte de la corrida. Deslucido y descastado resultó el de Los Encinos, frente al que poco pudo hacer Diego Silveti a pesar de mostrarse afanoso y empecinado por extraer faena. Se justificó.
La rejoneadora Mónica Serrano abrió plaza con un toro de De Santiago con una faena que brindó a su padre Ramón Serrano, rejoneador y ganadero. El toro fue muy colaborador, tuvo movilidad y nobleza. La rejoneadora puso mucha voluntad en toda su labor, que fue de menos a más y en la que destacó sobre todo con un caballo castaño de raza lusitana en banderillas, templando muy bien y con torería con la grupa del caballo. No estuvo acertada con el rejón de muerte, lo que enojó al tendido.
Toros de De Serrano para rejones y Los Encinos para la lidia a pie de gran juego, el 1º y 3º, premiados con el arrastre lento, el 2º fue aplaudido. La rejoneadora MÓNICA SERRANO: División de opiniones; EL JULI: Dos orejas y ovación; ARTURO SALDÍVAR: Dos orejas y silencio tras dos avisos; DIEGO SILVETI: Dos orejas tras aviso y silencio. Entrada: Más de tres cuartos. Saludó en banderillas Cristian Sánchez. Los tres toreros salieron a hombros. Tras finalizar el paseíllo, la Porra Libre entregó el Trofeo Manolo Martínez a Arturo Saldívar como triunfador de la temporada anterior.
El quinto no fue un toro fácil. Tuvo una rebrincada y corta embestida, carente de transmisión. Pero se encontró con un Juli pletórico, que no se aburrió en ningún momento y exprimió toda posibilidad de faena al toro en una labor inteligente y poderosa. Acortó distancias Julián y muy metido entre los pitones, jugándose el tipo, sacó muletazos de gran mérito, alargando el brazo todo lo que daba de sí. Mucha seguridad y firmeza la del diestro madrileño, con las manoletinas enterradas en la arena del "embudo" para pintar de nuevo una faena que tuvo como colofón una gran estocada, que esta vez requirió del descabello para acabar con el toro. Brindó su faena a sus dos compañeros de cartel.
Arturo Saldívar salió con mucho celo a no dejarse ganar la pelea. Toreó con disposición a la verónica y quitó por chicuelinas y tafalleras. En la muleta se mostró siempre por encima del de Los Encinos, que tuvo más movilidad que clase, sin apenas humillar. Saldívar tiró muy bien del toro, empapándolo y fijándolo con una muleta poderosa. Firme, las series sobre todo con la diestra tuvieron porte y elegancia. Faena de mucha intensidad que caló en la afición. Epilogó con ceñidas bernadinas antes de matar de una estocada entera y arriba aunque algo tendida. Dos orejas. Se le pidió con fuerza el arrastre lento al toro, que finalmente no fue concedido.
Salió de nuevo espoleado Arturo Saldívar, que recibió de hinojos a su segundo. Buen quite en el que combinó chicuelinas, navarras y tafalleras. Pero sus ilusiones por redondear la tarde se estrellaron contra las malas condiciones de su oponente, falto de clase, raza y fuerza. Imposible el lucimiento. No estuvo afortunado con la tizona.
Diego Silveti tenía la difícil papeleta de no quedarse atrás y la resolvió con ambición, entrega y vergüenza torera. Salió dispuesto desde el principio y ya con el capote dejó un ceñido y arriesgado quite por Saltilleras. La faena de muleta se vivió con enorme pasión. Se dejó al toro crudo en el caballo y le ayudó bastante al torero en el último tercio, embistiendo con transmisión. Los mejores pasajes llegaron en el toreo al natural, por donde toreó encajado de riñones, asentado y con naturalidad. Silveti fue entrando en faena y además de dejar su sello de torero de categoría, puso sobre el tapete otras armas como el valor, el arrojo y la entrega sin límites. Se pasó al toro muy cerca. Faena in crescendo, que se vivió con enorme pasión por parte del público. Unas más que ceñidas bernadinas puso al público en pie. Dejó una estocada arriba aunque el toro, amorcillado, tardó en caer vendiendo cara su muerte. Aplaudió el público esa resistencia del animal a caer. Dos orejas y arrastre lento para el toro.
El último toro de la tarde mantuvo la tónica de escaso nivel de la segunda parte de la corrida. Deslucido y descastado resultó el de Los Encinos, frente al que poco pudo hacer Diego Silveti a pesar de mostrarse afanoso y empecinado por extraer faena. Se justificó.
La rejoneadora Mónica Serrano abrió plaza con un toro de De Santiago con una faena que brindó a su padre Ramón Serrano, rejoneador y ganadero. El toro fue muy colaborador, tuvo movilidad y nobleza. La rejoneadora puso mucha voluntad en toda su labor, que fue de menos a más y en la que destacó sobre todo con un caballo castaño de raza lusitana en banderillas, templando muy bien y con torería con la grupa del caballo. No estuvo acertada con el rejón de muerte, lo que enojó al tendido.
Toros de De Serrano para rejones y Los Encinos para la lidia a pie de gran juego, el 1º y 3º, premiados con el arrastre lento, el 2º fue aplaudido. La rejoneadora MÓNICA SERRANO: División de opiniones; EL JULI: Dos orejas y ovación; ARTURO SALDÍVAR: Dos orejas y silencio tras dos avisos; DIEGO SILVETI: Dos orejas tras aviso y silencio. Entrada: Más de tres cuartos. Saludó en banderillas Cristian Sánchez. Los tres toreros salieron a hombros. Tras finalizar el paseíllo, la Porra Libre entregó el Trofeo Manolo Martínez a Arturo Saldívar como triunfador de la temporada anterior.
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