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sábado, 8 de diciembre de 2012

César Rincón , el niño que tocó el cielo, tras jugar con su perrito Principe, hace 30 años se hizo matador de toros


  

Guillermo Rodríguez
Un día de 1982 marcado con el 8 de diciembre en tarde de nubes aperladas, César Rincón Tomó la alternativa en la plaza De Santamaría de Bogotá hoy cerrada a cal y canto por la inconsulta decisión de un alcalde que sigue creyendo que los toros son de derechas y solaz de las clases altas haciendo caso omiso a la historia de que la tauromaquia que no sabe de clases ni de abolengos distintos a los de la verdad, la limpieza de alma y la entrega sin medida ni concierto de unos hommbres y mujeres que siguen creyendo en los más altos valores de lealtad a la firmeza y a la vocación de sacrificio.Hasta el juego de la vida.

Un niño que jugaba con el perro principe en su hogar del humilde barrio Santander al sur de Bogotá se hizo matador de toros en la capital colombiana tras atravesar una cordillera surcada de peligros, de azares, de incertidumbres con un padrino de excepción, el maestro Antonio Chenel y un testigo incontestable José Mari Manzanares con toros de la Dehesa de Don Francisco García que vino desde Andalucia para crear la primera ganadería colombiana de bravo ,Mondoñedo, en estos andurriales de la Sabana de Bogotá.

Pocos recuerdan los inicios del joven torero. Su paso por la ganadería del "Moro", hijo de Nacional, la autoridad de Paco Camino que le permite los primeros lances a una vaquilla en la finca de La Caro , su presentación en Bogotá en una festejo menor, el viaje proceloso a Cali en el regazo de Gonzalo, su padre, porque no había dinero para un pasajepara el niño , los desaires de apoderados y compañeros, las incredulas miradas al niño de baja estatura que les hacia creer en su dislate que no sería torero , su presencia en La Santamaría sin porivilegios para él pero sí para Maribel Atienzar, los primeros disgustos, las satisfacciones, los desengaños, las alegrias, las orejas, los triunfos , los vitores,......eso que se olvida con la fugacidad de un segundo en esa inexorble medida del tiempo....

Es el paso del tiempo para quien va a ser un figurón del toreo mundial.

Viene su corta andadura de novillero, la formación , las angustias del aprendizaje, las distancias, el espacio, el tiempo , el trazo del muletazo, la anchura de la esperanza, la voluble estima del incredulo aficionado.

Ese niño va a MADRID , torea en abril de 1991 con Ponce y Zurita y deja estela con los entipados toros de Cuadri. Vuelve a Las Ventas el 21 de mayo y Santanerito de Baltazar Ibán le tiene reservado un puesto en primera clase con dos orejas y la primera de las 6 puertas grandes en el templo del toreo, cuatro consecutivas en un hecho irrepetible hasta el  momento.Una de ellas con la premiación del rey de las españas a bordo en el palco real.

Nadie podia atisbar que tras los pasos de Pepe Cáceres , él podia ser el sucesor de Gaona, de Armillita y de Girón...América con su crisol de culturas depararia más de una satisfacción al mestizaje en el  aporte a la tauromaquia nacida en el mediterraneo...

Atras quedaba el insulto de un grande, Mazantini, que cegado por la prepotencia europea decía que nada bueno podia nacer de una india y menos en el toreo. Cuan equivocado estaba.!!!!

Rincón es el perfecto ejemplo de la sucesión de una tauromaquia que emerge con Belmonte y se prolonga a Domingo Ortega.

La muleta planchada, las distancias, los tiempos, la colocación, los terrenos. Rincón no inventa, sino que reconstruye. No hay plagio sino reinvención de los clásico, lo que no tiene fecha de caducidad....Rehace la columna ejemplarizante de lo clásico. A partir del bogotano los toros comienzan a no caerse, las faenas se depuran, hay limpieza en las ejecuciones, hay verdad y contenido.La tauromaquia resplandece.

El hijo de Gonzalo y Maria Teresa al crear, expone belleza, forma , contenido.......Grandeza.

El toreo estaba adocenado, adormecido y el suramericano lo despierta, lo aviva, le da plenitud y el gozo se expande por la geografia europea como un día las letras españoles salen del sopor con la savia nueva de Rubén Darío. No se si será un salvador pero el maestro bogotano restaura las profundidades de la tauromaquia eterna,.

Se le mira al niño, hijo de Gonzalo , CON RESPETO, con afecto, con dignidad en el juicio y todos concluyen en admitir y elogiar su magisterio.

Hace 30 años en una tarde aperlada en Bogotá toma la alternatriva . Su padrino, el honrado Antoñete de cuya fuente bebe el toricantano porque sabe que el viejo maestro madrileño es columna vertebral. El testigo, un atildado alicantino de finas y sólidas formas en la concepción del toreo eterno. Es de una tierra bendecida por el temple y la dulzura  y se llama José Mari Manzazanares.

Elevamos una plegaria porque tengamos a Julio César Rincón muchos años entre nosotros y tributamos este homenaje a quien considero el más grande torero de nuestra historia

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