'Padilla o el triunfo de un ejemplo'
MIGUEL FERNÁNDEZ
'Juan José Padilla o el triunfo de un ejemplo' podría ser, a grandes rasgos, el título de uno de los destacados capítulos del 2012 taurino. No
haría falta llenarlo con mayores adornos, porque en esencia, en eso ha
consistido el año de Juan José: un continuo éxito que arranca con una
historia ejemplar: su vuelta a los ruedos allá por marzo ha sido el gran
regalo del toreo. Un mensaje de grandeza que traspasa cualquier plaza y
llega directamente a la sociedad.
Basta con una pasada rápida por aquella amarga tarde del 7 de octubre en Zaragoza. Desde aquel percance, harto conocido por todos, Padilla ha
representado al mundo los valores más altos del torero como figura.
Valores que hoy bien podrían ser los referentes de un país en estado
muy grave. La fuerza, el amor propio, el afán por volver a ser el
mismo, la ausencia de lástima en sus palabras... Incluso un momento de
concordia y reencuentro con los más reacios al toreo: el propio
'Ciclón' reconoció haber recibido el apoyo de algunos antitaurinos. Los
cívicos, claro, a los que cabe aplaudir su gesto. Sólo de estos merece
la pena hablar.
El
mundo del toro, tan inconexo en ocasiones, se hizo uno al sentir del
'Fuerza Padilla'. Metidos en temporada, plazas que siempre han querido
al jerezano le han rendido el tributo merecido a una carrera sin
grandes homenajes hasta 2012. Otras, debutantes para con Padilla, le han adoptado como uno de sus toreros. Los ecos de la ovación de bienvenida llegaron de Olivenza a Jaén. Y aún perduran por América. Volaron las banderas piratas en su honor. Por una vez el toreo demostró memoria.
Pocos triunfos pueden haberse deseado tanto por todos como el de Juan José Padilla en su reaparición en Olivenza. Vistió color verde esperanza, gesto serio y parche en el ojo izquierdo. Por lo demás, el mismo Padilla
de siempre. Respeto de un público emocionado en comunión con el
respeto de un torero emocionado. Si alguien esperaba tibieza en su
vuelta, Juan José la desterró al echarse de rodillas
al ruedo. Hubo banderillas, desplantes... y siempre que pudo temple y
elegancia. No hubo, en cambio, lluvia de orejas. Por eso tuvo más
fuerza su salida en hombros. Fue la salida del objetivo cumplido: un
torero -héroe a ojos del mundo- llevado en hombros por 'los suyos'.
Valencia, Arles, Bilbao, Pamplona... Zaragoza. Hasta 71 tardes en signo positivo. Podría venderse como la temporada más dulce de Juan José.
Ganaderías sobre el papel más apetecibles y carteles en competencia
directa con figuras. Sin embargo el propio espada reconoce 'haber sentido angustia'
ante esta situación. Obligado a defender su pabellón tarde tras tarde
sin dejarse ganar la pelea por nadie. Estadísticamente un año soñado;
internamente un año duro, afrontando a partes iguales plaza y clínica
en un continuo puente aéreo.
Si existe riesgo de ahogar aquellos duros momentos bajo los triunfos, cabe recordar que Juan José Padilla
afronta aún hoy secuelas imborrables del percance. La muestra más
directa: el 20 de diciembre volverá al quirófano para la evisceración
de su ojo izquierdo. La lucha no ha acabado. Que su ejemplo tampoco lo
haga. 'Fuerza Padilla'.
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