Al Centauro de La Puebla del Río no le importa que el premio llegue con retraso tras el olvido del ministerio
Don Ángel Peralta es hoy un caballero feliz.
El Consejo de Ministros ha premiado su trayectoria, toda su vida a
caballo, y le ha concedido, a propuesta de José Ignacio Wert, la Medalla
de Oro de las Bellas Artes. «Siento una gran satisfacción y un orgullo muy grande, sobre todo por lo que este reconocimiento pueda repercutir en nuestra Fiesta Nacional».
Sonríe cuando comentamos que por fin llega la medalla del lapsus,
tiempo después de que se concediera el resto y al Ministerio se le
olvidara incluir a una personalidad del toreo. «Eso da igual.Yocreo que
hay muchas personas que se la merecerán más que yo, pero estoy muy
contento», dice con humildad.
Peralta recuerda a sus caballos,
aquellos que le acompañaron en tantas glorias, como aquella tarde
maestrante en la que conquistó el primer rabo otorgado
a un rejoneador. «El arte de torear a caballo no es solo que el
rejoneador exprese su arte, sino que también lo haga el caballo. Hay caballos artistas.
Y hay que transmitir esa comunión entre caballo y caballero, ese juego,
que se sienta que para el animal aquella entrega no es un sacrificio,
sino que se transmita su satisfacción delante del toro, cómo guiña la
oreja y no vuelve la cara...»
El Centauro de las Marismas, como lo bautizó el ganadero Antonio Pérez, ha cabalgado entre toros y versos,
creado faenas y poemas de ensueño. Porque escribir es otra de sus
grandes pasiones. La primera: «El caballo y el toro, porque sin su
bravura nada sería posible».
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