DOMINGO DE RAMOS
(Foto: Javier Arroyo) |
El salmantino saluda dos ovaciones y el sevillano da una vuelta al ruedo en un lluvioso arranque de temporada
APLAUSOS
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Diego Urdiales, silenciado con una corrida en la que saltaron tres toros con posibilidades.
Diego Urdiales abrió plaza con un toro jabonero de
Torrestrella que se defendió sin emplearse por ninguno de los dos
pitones, metiéndose por dentro además. No dio opciones de lucimiento al
riojano, que anduvo digno con él dejando sólo algún atisbo de su buen
concepto como en un trincherazo instrumentado por el pitón izquierdo.
Pinchó y fue silenciado. Brindó la faena a Antonio Briones, ganadero de
Carriquiri.
Eduardo Gallo malogró con los aceros una entonada labor al colorado que hizo segundo. El salmantino, que en el toro anterior ya había lucido en un ajustado quite por chicuelinas, plasmó una labor en la que sobresalió el toreo sobre la mano diestra en tres series cargadas de temple, en las que no se dejó enganchar en ningún momento por el animal. El de Torrestrella, que embistió a media altura, tuvo alegría y buen galope, pero le faltó fuelle por el lado zurdo, siendo manejable en su conjunto. Gallo, que diseñó la labor en el tercio buscando el abrigo de las tablas frente al viento, había brindado la muerte del toro a sus padres, presentes en una barrera. Saludó desde el tercio.
El colorado tercero, estrecho, alto de cruz, de largas manos y algo cariavacado, fue protestado de salida por su discreto trapío. Nazaré, que en el toro anterior quitó por gaoneras, corrió la mano al natural en varias series de gran belleza. Hubo hondura, mando, temple y profundidad ante un torrestrella que exigió mano baja y ser conducido en su embestida. Muy por encima del toro el sevillano, que además tuvo que apechugar con un fuerte aguacero y vendaval durante el último tercio. Coronó todo de una gran estocada cobrada al primer intento. Era faena de premio, pero todo quedó en vuelta al ruedo tras petición.
Un tren de Torrealta saltó en cuarto lugar, derribando de salida al picador Manuel Burgos, que cayó debajo del estribo. Embistió largo, con alegría y buen tranco el animal por los dos pitones, si bien le costó mover su pesada anatomía en el último tramo de la faena. La buena condición del ejemplar fue aprovechada por momentos por Urdiales dentro de una labor con altibajos, falta de redondez y en la que la lluvia volvió a hacer acto de presencia. Marró con los aceros.
El quinto hizo una esperanzadora salida, comiéndose con bríos el capote de Gallo. Entró en su turno por chicuelinas Nazaré, replicando Gallo por delantales cerrando su quite con una gran media verónica. El salmantino brindó al público una faena sin historia ni brillo ante un toro noble, soso y muy justo de raza. Mató de estocada desprendida.
El descastado castaño de Torrealta que cerró plaza no quiso caballos y fue muy deslucido durante su lidia. No tuvo opciones Nazaré, que volvió a mostrarse firme y esta vez erró con la espada.
Madrid, 24 de marzo de 2013. Toros de Torrestrella y Torrealta (4º y 6º), desiguales de presentación y juego. Deslucidos el 1º, 5º y 6º; manejables 2º, 3º y 4º. DIEGO URDIALES: Silencio tras aviso y silencio tras dos avisos; EDUARDO GALLO: Saludos tras aviso y saludos; y ANTONIO NAZARÉ: Vuelta al ruedo tras petición y silencio. Entrada: Algo menos de un tercio.
Eduardo Gallo malogró con los aceros una entonada labor al colorado que hizo segundo. El salmantino, que en el toro anterior ya había lucido en un ajustado quite por chicuelinas, plasmó una labor en la que sobresalió el toreo sobre la mano diestra en tres series cargadas de temple, en las que no se dejó enganchar en ningún momento por el animal. El de Torrestrella, que embistió a media altura, tuvo alegría y buen galope, pero le faltó fuelle por el lado zurdo, siendo manejable en su conjunto. Gallo, que diseñó la labor en el tercio buscando el abrigo de las tablas frente al viento, había brindado la muerte del toro a sus padres, presentes en una barrera. Saludó desde el tercio.
El colorado tercero, estrecho, alto de cruz, de largas manos y algo cariavacado, fue protestado de salida por su discreto trapío. Nazaré, que en el toro anterior quitó por gaoneras, corrió la mano al natural en varias series de gran belleza. Hubo hondura, mando, temple y profundidad ante un torrestrella que exigió mano baja y ser conducido en su embestida. Muy por encima del toro el sevillano, que además tuvo que apechugar con un fuerte aguacero y vendaval durante el último tercio. Coronó todo de una gran estocada cobrada al primer intento. Era faena de premio, pero todo quedó en vuelta al ruedo tras petición.
Un tren de Torrealta saltó en cuarto lugar, derribando de salida al picador Manuel Burgos, que cayó debajo del estribo. Embistió largo, con alegría y buen tranco el animal por los dos pitones, si bien le costó mover su pesada anatomía en el último tramo de la faena. La buena condición del ejemplar fue aprovechada por momentos por Urdiales dentro de una labor con altibajos, falta de redondez y en la que la lluvia volvió a hacer acto de presencia. Marró con los aceros.
El quinto hizo una esperanzadora salida, comiéndose con bríos el capote de Gallo. Entró en su turno por chicuelinas Nazaré, replicando Gallo por delantales cerrando su quite con una gran media verónica. El salmantino brindó al público una faena sin historia ni brillo ante un toro noble, soso y muy justo de raza. Mató de estocada desprendida.
El descastado castaño de Torrealta que cerró plaza no quiso caballos y fue muy deslucido durante su lidia. No tuvo opciones Nazaré, que volvió a mostrarse firme y esta vez erró con la espada.
Madrid, 24 de marzo de 2013. Toros de Torrestrella y Torrealta (4º y 6º), desiguales de presentación y juego. Deslucidos el 1º, 5º y 6º; manejables 2º, 3º y 4º. DIEGO URDIALES: Silencio tras aviso y silencio tras dos avisos; EDUARDO GALLO: Saludos tras aviso y saludos; y ANTONIO NAZARÉ: Vuelta al ruedo tras petición y silencio. Entrada: Algo menos de un tercio.
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