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lunes, 8 de abril de 2013

Triste, grave, cierto




Editorial
Mundo Toro
Triste, Grave, Cierto 

Son los parias de esta tierra sin promesa. Nadie les ampara. Ni les cubre, ni les protege, ni les ayuda, ni les cubre. Si me apuran, ni les descubre. Salvo excepciones, son moneda al aire, expediente a cubrir, chavales angustiados, huérfanos del sistema arropados por la esquizofrenia que nace cuando nada se tiene y el tiempo no se detiene. Al contrario, el tiempo pasa para ellos quemando sus años de aprendizaje y cuando los supera y les da la espalda , están en el mismo lugar. O uno peor: en el lugar de  la frustración del derrotado que no tuvo el camino coherente de su carrera. Son los novilleros. 
La crisis ha sido cruel con ellos porque son los más débiles. No se dan novilladas. El sistema actual del toreo es para ellos ese malvado dios  que se comía a sus propios hijos: Saturno, que reinó a cambio de no tener nunca hijos varones. El toreo devora a sus hijos varones. Porque son los novilleros amateurs que pagan a profesionales en sus filas, porque tienen el trato administrativo cruel del profesional, porque terminan su etapa arruinados económicamente, porque no existe una hoja de ruta para ellos.
Porque matan novilladas grandes, corridas de toros en muchos casos, porque a Madrid vienen a cara o cruz, porque el público los trata áspero, y a veces cruel, porque algunos tienen la mala enseñanza aprendida de una tauromaquia lineal y sabida, como se vio ayer en Madrid. Porque el que saca hambre y ambición y deseos y desesperación luego no está narrado con la grandeza de su actitud. Porque ayer se escuchó pedir la hora, los tres avisos, con crueldad insana para un torero que, menos su vida, lo dejó todo en Las Ventas. Rafael Cerro. 
Los estamos devorando a deudas, a desesperación. Les regresamos a los tiempos del hambre, el del túnel negro. Este sistema en tantos casos acomodaticio, complaciente, lento y aletargado, no tiene una solución para el futuro. Creemos demasiado en las escuelas. En los ponedores que no hay porque ya no hay donde poner ni quien ponga. Si se pudiera rogar, estéril deseo, rogaríamos por acelerar el estatuto del amateur para los novilleros en todos los sentidos. Que no cueste dinero armar una novillada. Que puedan torear sin la esquizofrenia ni la angustia que vivimos. Que salgan para adelante los buenos en buena lid. El toreo devora a sus hijos. Triste. Grave. Cierto.  

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