Perdonó la vida al toro
"Miranete", número 17, de 470 kilos, de la ganadería de Pozo Hondo
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Tarde memorable e histórica
la protagonizada esta tarde en la plaza de toros de Torreón por parte de Diego
Silveti, que se ha convertido en el primer matador que perdona la vida a un
toro en este ruedo. La actuación de Silveti con el toro "Miranete",
de la ganadería de Pozo Hondo, fue soberbia, enloqueciendo los tendidos. No se
conformó, y en el sexto, volvió a cuajar otra gran actuación, por lo que el
público solicitó las dos orejas, solicitud que, incomprensiblemente, y en
contra de la volutad de los aficionados, el juez de plaza no quiso atender. Aún
así, la tarde de Diego Silveti se enmarca como una de las mejores y más
redondas actuaciones que este torero ha conseguido en su aún corta, pero muy
triunfal trayectoria.
En ese toro dio dos vueltas al ruedo con las orejas y
el rabo y en el sexto cortó una oreja con fuerte petición de la segunda
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Con un tercio de entrada
cubieta, se lidiaron seis toros de Pozo Hondo, ganadería propiedad de la
familia Alatorre, que dio muy buen juego en general, destacando la bravura y
calidad del toro indultado. El resultado de los toreros fue el siguiente:
Zotoluco (que sustituía en esta corrida a El Juli) ovación y ovación; José
Mauricio, silencio tras aviso y palmas; y Diego Silveti, dos orejas y rabo
simbólicos en el toro indutado, con dos vueltas al ruedo, y oreja con fuerte
petición de la segunda.
Apoteósica salida en hombros
por la Puerta Grande entre la entrega del público
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Diego Silveti se convirtió
en el gran protagonista de esta tarde, pues sus dos faenas, especialmente la
del toro indultado, se vivieron con auténtica entrega y pasión por parte de los
aficionados, la misma que el torero puso en todo momento, redondeando la que
puede ser una de sus mejores tardes. La despaciosidad, el temple y la lentitud
fueron sus principales armas en la primera de sus faenas con el toro
"Miranete", al que toreó de capote de manera sensacional,
especialmente a la verónica de salida y en un quite por gaoneras, lance que
Silveti ha incorporado a su repertorio al cuajarlo con firmeza y mucha entrega.
El uso del capote calentó los tendidos, y mucho más cuando muleta en mano,
Silveti lo toreó por los dos pitones a placer, en una labor que siempre fue a
más. Los redondos y los naturales fueron largos y muy despaciosos, en una labor
larga y muy intensa. El toro tuvo mucha nobleza y calidad, empleándose a fondo
en los muletazos de Silveti. Los aficionados comenzaron a pedir el indulto y
Silveti le dio una serie de bernardinas. El matador tiró la espada y siguió
toreando sin ella, y en un momento el toro le partió el estaquillador. Tal era
la entrega de Silveti que siguió toreando sin palillo y el toro siguió
embistiendo con la misma entrega e importancia. Al final se le perdonó la vida
al toro cuando la plaza era un clamor. Paseó el torero las dos orejas y el rabo
simbólicos, y cuando finalizó la primera vuelta al ruedo, los aficionados le
pidieron que diera una segunda vuelta. Actuación importantísima.
Diego Silveti no se conformó
con ese gran triunfo, y en el sexto volvió a salir a por todas. Otra vez formó
un gran alboroto toreando con el capote a la espalda, y el toro, que también
fue muy importante, se prestó a otra soberbia faena de muleta redonda de
principio a fin por los dos pitones. El final por bernardinas cambiandose de
pitón fueron escalofriantes. Pinchó antes de agarrar la estocada definitiva y
la petición de la segunda oreja fue mayoritaría.
Pudo cortar las orejas
también el maestro Zotoluco, pues en sus dos toros demostró su madurez y su
importancia como figura del toreo en México. El primer toro tuvo nobleza,
aunque no mucha fuerza, pero Zotoluco fue capaz de llevar muy toreada la
embestida, disfrutando mucho sus muletazos, pues lo llevó despacio y con gran
ritmo por los dos pitones. Por desgracia, dio dos pinchazos antes de acabar definitivamente
con la vida del toro, lo que le privó de pasear en ese toro una merecida oreja.
Los aficionados le ovacionaron con fuerza y le hicieron saludar desde el
tercio. El cuarto no tuvo tanta clase, aunque se movió más. Zotoluco demostro
en este astado su versión más poderosa y técnica. Además le echó mucha raza, y
nada más salir al ruedo, espoleado por el triunfo anterior de Diego Silveti,
Zotoluco se tiró de rodillas para recibir al toro con tres largas. La misma
disposición demostró con la muleta, tirando mucho del animal para cuajar
muletazos muy buenos. Otra vez la espada quedó defectuosa y perdió la que iba a
ser una segura oreja. De nuevo saludó una fuerte ovación.
Tampoco estuvo muy acertado
con la espada José Mauricio con el segundo toro de la tarde, otro buen toro de
Pozo Hondo, al que entendió mejor por el pitón izquierdo, lado por el que
consiguió naturales de calidad. Noble, pero más agarrado al piso fue el quinto,
con el que Mauricio volvió a estar bien con el astado, acortando las distancias
y demostrando sitio y gran disposición. Lamentablemente, falló de nuevo con los
aceros de muerte.
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