José Tomás
El impacto económico de su año en blanco de 2013 es
enorme. Su visita a la ciudad de Badajoz el año pasado dejó según
distintos estudios dos millones de euros en la ciudad. Un negocio
redondo, extraordinario.
Ni Valencia, ni Málaga ni Nimes. José Tomás no toreará este año para desesperación de los empresarios taurinos, que sin el reclamo del único matador capaz de poner el cartel de no hay billetes en los ruedos se enfrentan a la más absoluta incertidumbre sobre la posibilidad de rentabilizar algunas de las ferias más importantes del país. Y es que el torero más caro es también el más rentable, por lo que su ausencia es un golpe para un negocio, el taurino, inmerso en una profunda crisis.
La lesión en el primer metatarsiano del pie derecho del torero no encubre que las actuaciones del torero de Galapagar son cada vez más esporádicas. El año pasado sólo se dejó ver de luces tres tardes, frente a las nueve de 2011. Una tragedia para los empresarios, cuyos cheques en blanco no son suficientes para torcer la voluntad del misterioso torero que han convertido sus tardes en los ruedos en auténticos acontecimientos, por escasas y por la ausencia de las cámaras de televisión.
El impacto económico es enorme. Su visita a la ciudad de Badajoz el año pasado dejó según distintos estudios dos millones de euros en la ciudad. Un negocio redondo, extraordinario, porque su sola presencia en los carteles obligó a los aficionados a adquirir el abono completo de la feria para asegurarse su presencia en la tarde en la que José Tomás y el Juli firmaron una de las tardes más redondas de la temporada.
En el ecuador de una temporada de 2013 marcada por la dramática caída del número de festejos y del número de espectadores enlos tendidos, los empresarios se preguntan si también el año que viene tendrán que sobrevivir a la crisis sin el concurso del número uno. Málaga y Nimes, que contaban con José Tomás, van a perder mucho dinero este verano. Pero lo peor es que hoy por hoy nadie sabe qué está pasando por la cabeza del torero respecto a su futuro profesional.
El hermetismo que rodea al matador escuece en las empresas, porque a día de hoy nadie puede asegurar siquiera si volverá. El pánico está servido entre los empresarios, que no saben hasta cuándo tendrán que prescindir en los carteles del toreo más taquillero desde los tiempos de El Cordobés. Y también el más caprichoso e imprevisible.
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