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domingo, 10 de noviembre de 2013

Rebelión azteca en La México

Joselito Adame, con cuatro orejas y El Payo con tres, abren la puerta grande de la Monumental

APLAUSOS

El Juli, que saludó una ovación, se mostró por encima de un lote que no le dio ninguna opción de triunfo.
A hombros de la México salieron dos toreros mexicanos, El Payo y Joselito Adame, que demostraron el buen momento que atraviesa la Fiesta y sus toreros en este país azteca. Joselito Adame regresó a lo grande a los ruedos. El torero hidrocálido, que reaparecía tras el percance de Madrid, cortó cuatro orejas en una tarde rotunda y arrolladora. El Juli se mostró por encima de un lote deslucido, descastado y reservón que no le dio ninguna opción de triunfo. Por su parte, El Payo, que paseó una oreja del excelente cuarto toro de Fernando de la Mora, logró desorejar por partida doble al sobrero de regalo, que al igual que su primero, fue premiado con el arrastre lento.

Joselito Adame cortó las dos orejas al buen tercero de Fernando de la Mora. Fue éste un animal noble y con calidad al que el mexicano toreó de manera excelente, templadísimo sobre ambas manos, encajado, relajado en un conjunto vibrante y emocionante. La locura en la plaza. Su actuación alcanzó un alto nivel. Hubo reposo, buen gusto y mano baja. Mató de gran estocada en la suerte de recibir. Dos orejas.

La faena de Adame a su segundo fue de más a menos, debido a que el toro fue acortando su viaje y sin romper en la muleta. Los mejores momentos llegaron sobre la diestra, por donde surgió el toreo relajado. Hubo menos entendimiento al natural. Ajustadas manoletinas pusieron el epílogo a una faena en la que el público estuvo totalmente entregado con el torero. Buena estocada que tumbó al toro y que facilitaron que el torero cortase las dos orejas.

Julián López "El Juli" firmó ante el segundo una faena fácil y bien resuelta, de notable solvencia frente a un animal manejable pero deslucido y sin humillar. Antes lo recibió templado a la verónica y se lució en un posterior quite por chicuelinas. La faena, brindada a su mozo de espadas Armando, la ejecutó Julián en la corta distancia, y tuvo pasajes de mérito en los que el madrileño extrajo muletazos ante un toro de escasas prestaciones. El Juli se estrelló de nuevo ante otro toro rajado, reservón y descastado, sin entrega, ni humillación al que trató de hilvanar faena a base de corazón y amor propio. Puso técnica y cabeza y se mostró por encima de su oponente en un conjunto tesonero y entregado.

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