Canorea las puertas de la Maestranza a Morante, Juli, Manzanares, Perera y Talavante y pide perdón a José Tomás
Ya comenté que Canorea no debió descalificar personalmente a los representantes de los toreros. Repara ahora el exceso proclamando su respeto por ellos y, por supuesto, por la carrera de las figuras a las que representan. Más allá de las formas, queda pendiente el fondo:
no tiene sentido que los empresarios de una plaza tan importante no
logren que se sienten a la mesa, con ellos, las propias figuras.
La apelación de Canorea, «volvamos a la cordialidad», no es un simple buen deseo: las figuras del toreo y los empresarios de Sevilla están condenados a entenderse. Luego vendrá la discusión, normal en cualquier contratación, sobre los términos económicos, sin salirse ninguno de su papel.
En «tiempos difíciles», deben apretarse el cinturón TODOS: propietarios
de plazas, empresarios, toreros de oro y de plata. Otra cosa –lo dijo
Victorino Martín– sería inoportuno e insolidario. Sin eso, la Fiesta
correría gravísimo peligro.
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