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miércoles, 15 de enero de 2014

110 años de la prohibición de las corridas de toros dominicales

Corría noviembre de 1904. En el distrito militar de Varsovia miles de soldados reservas se negaban a la movilización por la guerra con Japón y se oían los gritos de «¡se nos envía a morir!». Mientras allá mujeres, viejos y niños se precipitaban sobre los trenes para impedir que sus hombres viajasen hacia la muerte, en Madrid la afición taurina se manifestaba por la Ley de Descanso Dominical (aprobada en diciembre de 1903 bajo el mandato de Antonio Maura) que amenazaba a las corridas.
110 años de la prohibición de las corridas de toros dominicales
ABC
Momento del mitin (noviembre de 1904)
ABC lo contaba así en su número suelto del 10 de noviembre de hace una larga centuria: «Se celebró el domingo último por la mañana el mitin en favor de las corridas de toros. El teatro de los Jardines del Buen Retiro, con ser tan grande, resultó pequeño para contener tanta concurrencia. Asistieron algunos toreros y ganaderos. Otros dejaron de hacerlo, alegando imposibilidad material. Hubo discursos vehementes en defensa de la fiesta nacional y censurando la ley de descanso dominical, que ha sido el golpe de gracia, la puntilla, como quien dice, del espectáculo taurino, y se recogieron miles de firmas, que en razonada exposición se elevará al Gobierno. El orden fue completo».

En blanco y negro

Las imágenes en blanco y negro de la época dan fe del «no hay billetes» en el Retiro. A aquel mitin de invierno en favor de la Fiesta no faltaron profesionales como Machaquito, Quinito, Rageterín, Cocherito de Bilbao, Antonio Fuentes, el duque de Veragua y Manuel Aleas. Se entonó el Himno a la Libertad Torera, compuesto por Mariano de Cavia (alias Sobaquillo), con música del de Riego.
El asunto se resolvería durante la primavera del año siguiente, tal y como cuenta José Julio García en su «Historia de la Tauromaquia»: «Planteadas las discrepancias, llegó Alfonso XIII en viaje oficial a Valencia, y entre los festejos organizados en su honor había una corrida de toros anunciada el día 11 de abril, con Antonio Fuentes, Largatijo Chico y José Pascual. Se sabía que los tres espadas estaban dispuestos a no torear, pero tal postura suponía modificar el programa ya trazado para el viaje regio y su majestad se quedaría sin la corrida de toros, organizada en su honor. El presidente del Consejo de Ministros, don Raimundo Fernández Villaverde, llamó a los tres espadas y les convenció para que torearan».
«Aquello -continúa el escritor- se entendió como una traición, provocó en Madrid gran indignación contra los tres toreros, que estando en el secreto de la cuestión aguantaron los reproches, pues gracias a su decisión, días después, el 21 de abril de 1905, el gobierno derogó la disposición respecto a los festejos taurinos».

Socialistas, tabernas y toros

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