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martes, 27 de mayo de 2014

Uceda Leal reverdece sus glorias en San Isidro

Reúne el cartel a tres diestros veteranos que han triunfado, los tres, en esta Plaza... hace algunos años. Eso quiere decir que los tres saben torear. De los tres, solamente Uceda Leal consigue un trofeo, por una faena reposada, madura, y una magnífica estocada (quizá, por ahora, la mejor de la Feria). Menos fortuna tienen Curro Díaz y Matías Tejela. Saludan tres hombres de plata, con los palos: José Manuel Montoliú, en el segundo toro; Jesús Romero, en el tercero; Ángel Otero, en el último.

La anunciada corrida de José Luis Pereda-La Dehesilla no pasa el reconocimiento. La afición se mosquea pero mejor es que los veterinarios rechacen lo que no es presentable para Madrid. Se sustituye por toros de Fuente Ymbro: serios, con muchos pitones, bajos, con movilidad, de juego aceptable, en general; se ovaciona al primero y tercero.

Todavía recuerdo la presentación de Uceda Leal en esta Plaza: mostraba ya una clase evidente. Esta tarde, ante una afición que lo estima, reverdece sus glorias, aunque está lesionado en una costilla. El primer toro embiste de modo irregular, da una vuelta de campana, pierde las manos pero va a más, con casta, en la muleta. Desde el comienzo, José Ignacio está muy asentado, le coge pronto el aire. Traza derechazos y naturales templados, elegantes. La faena no ha sido redonda pero ha tenido el poso de la madurez. Y la estocada es extraordinaria. Hace la suerte a la perfección: en corto y por derecho (algo tan raro, hoy en día), cruza, clava en todo lo alto, sale con limpieza. Solo eso ya merece la oreja que se le concede. El cuarto, castaño chorreado, no se emplea en varas. Brinda al público, tiene la oportunidad de la Puerta Grande pero el toro enseguida protesta, se raja a tablas. El diestro solo puede esbozar algunos derechazos. Y mata bien, aunque la espada quede menos perfecta.

Buena actitud y oficio

El segundo toro es reservón, embiste sin clase, deslucido. Curro Díaz, muy decidido, le baja la mano, liga derechazos pero el toro se acaba pronto. Ha mostrado Curro buena actitud y oficio, sin más lucimiento. Mata bien, con su peculiar estilo: vacía la embestida y la espada traza una amplia curva. Al quinto le pegan poco, es noble pero embiste sin emoción. El comienzo de faena tiene el buen gusto habitual de este torero; muy reposado, dibuja muletazos con temple pero sufre un pitonazo, el toro se acaba pronto. Mata a la segunda.

Matías Tejela tiene la fortuna de que le toque el toro tercero, muy ovacionado en el arrastre. Me parece más manejable, para el torero, que de verdad bravo. En los primeros tercios, vuelve del revés, mansea, sale suelto pero embiste a la muleta con suavidad y nobleza, le deja estar muy a gusto. La faena, brindada a Pedro Capea, cala en el público; sobre todo, los naturales, muy relajado. Aunque tarda en cuadrar, le hacen saludar. El último acude con alegría al caballo y en banderillas levanta grandes expectativas, pero en la muleta dura muy poco, se apaga, se refugia en tablas. ¿Hubiera embestido más en el tercio? El sabor final es de cierta decepción.

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