Faenas de triunfo, cornadas y una suspención en el ciclo taurino más largo de la historia
Miguel Ángel Perera, triunfador indudable
efe
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andrés amorós / ABC
Ha concluido la Feria de San Isidro más larga, en sus 68 años de historia: 31 espectáculos seguidos.
Y, como era de esperar, han sucedido muchas cosas: buenas, malas y
regulares, como es lógico, que reflejan la situación actual de la
Fiesta. Obviamente, el arte –y la Tauromaquia lo es– no se puede reducir
a números pero algunos datos pueden ayudarnos a recordar lo que hemos
visto en el ruedo de la Monumental de las Ventas.
El vencedor indudable ha sido Miguel Ángel Perera.
Quiso conmemorar sus diez años de alternativa matando los toros de
Victoriano del Río, Adolfo Martín y Victorino (esto último, finalmente,
no se llevó a cabo). En dos tardes, ha cortado cinco orejas y ha abierto
las dos veces la Puerta Grande:
algo que no sucedía desde hace mucho tiempo. Lo mejor, la sensación de
rotundidad absoluta. En Madrid ha tomado el cetro de la torería. Conclusión evidente: ¿qué falta le hace formar parte de un grupo tan heterogéneo como el llamado G-5? También salieron a hombros Iván Fandiño, que causó sensación al matar sin muleta, y Daniel Luque. Igualmente, se marchó en volandas el rejoneador Sergio Galán.
Volvieron a Las Ventas Enrique Ponce, con toda dignidad, y El Juli,
en medio de polémicas. Los demás componentes del G-5 no triunfaron:
Talavante, irregular; Manzanares, discutido; Morante, inédito. En los toros, hubo de todo.
Hemos vivido momentos emocionantes pero también hemos sentido la falta
de casta y fuerza de bastantes ganaderías, además de la carencia de
criterio de muchos públicos.
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