El mal uso del acero evaporó las orejas
CULTORO, 
     Soria 
Mejor el pitón derecho que el izquierdo 
del tercero de la tarde, toro con chispa, transmisión y mucha emoción 
con el que supo imponerse con oficio el de Aranda y 
torear después con decisión y buen trazo, apurando los muletazos en 
tandas largas para hacerse con el empuje del de Adolfo con suficiencia y
 brillantez. Pero no tuvo la misma pericia manejando el acero, y la 
estocada tendida no fue suficiente para despenar con brevedad al animal.
 También el sexto tuvo nobleza y condición para que desplegase Morenito
 la calidad de su mano derecha. Lo entendió a la perfección, le ofreció 
la pausa justa y la exigencia correcta, pero volvió a marrar con el 
estoque y el silencio concluyó sus actuaciones el que puso el toreo en 
el ruedo.
Castaño, por su parte, 
vio cómo se iba acortando el recorrido del noble primero, con el que 
abusó de la línea y del vaciado por alto antes de meterse de verdad con 
el toro en un trasteo muy del estilo del charro para el que se pidió el 
trofeo sin el beneplácito del palco. Peor lo pasó con el cuarto, toro de
 peligro evidente que ya había corneado en banderillas a David Adalid y 
con el que expuso el charro como un tío para saludar una ovación.
Poca fortuna tuvo Manuel Escribano
 con el lote de Soria, porque tuvo que tirar de oficio con el exigente y
 complicado segundo, que nunca quiso pasar, y con el feble quinto, al 
que le faltó la chispa y la emoción que otorga la fuerza y el poder. No 
quiso moverse el animal y en silencio quedó su trasteo.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Soria. Feria de San Juan, segunda de abono. Dos tercios de entrada en el tendido. Toros de Adolfo Martín, bien presentados. Desiguales de juego, pero con posibilidades. Complicados segundo y cuarto, con peligro.
Javier Castaño: Ovación y ovación.
Manuel Escribano: Ovación y silencio.
Morenito de Aranda: Silencio y silencio.

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