Páginas

jueves, 19 de junio de 2014

Toledo volvió a la gloria del Corpus



Gran corrida de Garcigrande con Ponce, Juli y Castella a hombros

JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO, Toledo
Toledo pechó para su fiesta más emblemática con un cartel que ofreció el juego esperado por la expectación del mismo. Se llenó la plaza para que la terna formada por Enrique Ponce, El Juli y Sebastián Castella disfrutara en cada uno de sus conceptos con un encierro de Garcigrande. Lo consiguió Toledo.

El primero fue un toro noble al que le faltó el punto final para romper. Ponce le estructuró un trasteo efectivo a un enemigo de corta embestida pero de flamante canto noble. He aquí que la suerte solicitó de la presencia de ese practicante de Chiva que cura todos los males. Ponce sanó al enfermizo a base de muletazos clásicos, cambios de mano y trincherillas después de tres tandas por el derecho esperanzadoras para levantar Toledo. Una estocada desprendida se llevó la oreja, reducida a sonora ovación.

Se lo llevó delicadamente a los medios el segundo de su lote, un toro protestado tras su encuentro con el caballo pero que humillaba por ambos pitones. Miró entonces Ponce la batalla y encontró la eternidad. Tal para cual. Sin vetos. Sin amenazas. Sin violencia, pero con justicia y verdad: claves para entenderlo. Dos tandas por la derecha auguraron el glorioso fin para un animal que, entregado, encelado, bravío, se ganó la condición de rey de la fiesta. Se sucedieron los izquierdazos, las trincherillas, los molinetes, el toreo arqueológico y la mano hundida en el ahora puro albero manchego. Y llegó el fin, una gran estocada que puso en sus manos el doble trofeo.

El Juli cortó una oreja al segundo a base de una faena a un Garcigrande manejable. Lo recibió por un ramillete de templadísimas, bajándole la mano y enjaretando en su concepto a la afición manchega. Brindó al público y comenzó faena en el tercio, hierático y en cinco muletazos a pies juntos que fueron el primer preludio a la borrachera de toreo arqueológico que proseguiría. Tres tandas por ambos pitones fueron suficientes para que el madrileño desplegara todo su arsenal y tras dejar una gran estocada cortó el trofeo.

El quinto empujó en varas,  aunque no se definió hasta el ultimo tercio. Comenzó El Juli por bajo a un toro que fue rompiendo y al que el torero fue entendiendo paulatinamente, en cada embestida. Lo templó por ambos pitones y, tras dejar una media, cortó la segunda oreja de su tarde.

Salió el tercero, otro de Garcigrande que tuvo mucha y grande condición. Toro enclasado y bonita disposición del señor francés para el salmantino que murió como los valientes luchando tambien como estos. Hirió al caballo en el tercio de varas para mostrar posteriormente humillación y entrega. Comenzó el trasteo Castella por estatuarios para enjaretar tres tandas por el derecho que merecieron el respeto del público Toledano. Peor por el izquierdo, pues se paró en el ecuador del trasteo. Tras una gran estocada cortó un trofeo.

En el sexto cortó otro trofeo tras una faena a larga en la que de nuevo llevo al animal a su concepción taurómaca. Disposición y entrega hicieron que al menos pudiera aproximarse Sebastián al olor del triunfo. Y así, en pálidos cambiados, comenzó faena el de Béziers. Y así, esperando y esperando, templando y templando y otorgando y otorgando la conjunción tiempo-distancia consiguió acercarse a la gloria de Toledo en Corpus.

No hay comentarios:

Publicar un comentario