-MARTÍN ARRANZ:
 «Ha sido mi espejo. Tiene fama de duro y de agrio en el mundo del toro,
 pero es la persona más sencilla y honesta que he conocido en mi vida, 
un hombre bueno que tenía que ponerse la careta de malo para que no se 
lo comieran los tiburones del mundo del toro. Él es mi verdadero padre, 
aunque no tenga sus genes ni nos unan siquiera unos lazos de sangre que,
 en el fondo, nada significan».
-DISCIPLINA MILITAR: «Nos levantábamos a las seis o siete de la mañana, fuera verano o invierno, como en un cuartel.
 Y no había manera de escaquearse, porque Enrique siempre nos 
controlaba. Por eso le llamábamos el sheriff, o el massa, como el jefe 
de los esclavos de Raíces, la serie de Kunta Kinte. Y si nos pillaba en 
algunas nos montaba unas broncas terribles. Le teníamos más miedo que a 
un nublao».
-EL CONSEJO DEL PADRE Y APODERADO: «Si
 estás con alguien más importante que tú, sé tú mismo. Pero si es menos,
 sé tú también. Ni con aquel te aflijas ni con este te crezcas. En los 
triunfos, no estires el cuello, pero tampoco te hundas en los fracasos. 
Ve siempre con la cabeza alta, pero sin arrogancia. Nunca te creas más 
ni menos de lo que eres».
-RESPETO: «Yo 
no concebía siquiera que un torero se bajara del coche de cuadrillas y 
entrara en la plaza sin llevar en las manos la montera y el capote de 
paseo, que fuera pegando abrazos y recibiendo collejas de la gente, que 
anduviera en la plaza como un gañán Algunos parecían cualquier cosa 
menos lo que tenían que ser».
-ESTRATEGIA: «Cuando
 te prodigas tanto pierdes frescura y capaciad de sorpresa, tú mismo te 
infravaloras. No puedes crear algo nuevo toreando sin descanso un día 
tras otro. Esa dinámica acaba contigo en muy poco tiempo, y yo me 
planteé mi paso por el toreo como una carrera de fondo, no como un 
sprint de cuatro o cinco años arrasando con la pasta... y con la salud. 
Por eso tampoco quería dejarme televisar en exceso, ñpor mantener fresca
 mi imagen y mi cotización de cara a los públicos y a las empresas. Un 
artista debe cuidar sus apariciones e intenar que la gente se quede con 
ganas de volver a verle. Nunca puedes ser previsible. Lo importante del 
toreo siempre ha sido dejar huella».
-SUS PRIMEROS BOTINES: «Desde
 que entré en la Escuela, cuando venía del metro camino de casa siempre 
me paraban las lumis a la puerta de los bares de alterne, si es que no 
me asomaba yo para ver si estaba mi padre dentro, y me invitaban a un 
refresco para que les contara mis aventuras de torero. Entre algunas de 
ellas y el dueño del bar La Pista acabaron juntando el dinero para los 
botines, los más baratos que había en Los Guerrilleros de Tirso de 
Molina».
-MUJERES: «De 
mujeres, a estas alturas, no es que hubiera poco, es que no había nada. 
Estaba metido en el campo, obsesionado con los toros, monotemático. No 
me comía una rosca ni en América, dondeo todo el mundo se despendolaba 
menos yo, que al revés de los demás me entrenaba allí como una bestia, 
para flagelarme y no despistarme. Y eso que tuvo muchas proposiciones y 
oportunidades...»
-BAUTISMO DE SANGRE:
 «Por fin había llegado la cornada que estaba esperando y no me había 
venido abajo. Otro reto superado (...) El torero ha de compaginar la 
sensibilidad de un artista para expresarse y el valor de un guerrero 
para superar el valor y el miedo. Hay que poder conjugar ambas caras del
 toreo, que no es algo de gatas sino de tigres».
-NATURAL:
 «Creo que he sido transparente en el ruedo. Ni mejor ni peor que nadie,
 pero sí puro y cristalino. Cuando me encontraba bien, era un tío 
pletórico delante del toro, pero de repente cambiaban las tornas de mi 
cabeza y ya no podía con mi losa. Cualquier detalle de fuera de la plaza
 me afectaba dentro».
-CRUDA SINCERIDAD: «De no haber peleado por ser torero, a estas alturas estaría en la cárcel o me habría muerto de sobredosis».

No hay comentarios:
Publicar un comentario