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sábado, 2 de agosto de 2014

Bildu preside las corridas de toros en Azpeitia

Con el rejonazo aún sangrante a la Tauromaquia en San Sebastián, prohibida en su Semana Grande, Bildu se deleita estos días con los toros en Azpeitia, a 40 kilómetros. Concejales de la coalición radical volvieron a presidir ayer la segunda de las tres corridas de la Feria de San Ignacio, que atrae al aficionado del norte y francés. Su alcalde, Eneko Etxeberria, no acude por «opción personal», aunque celebra que varios de sus ediles ocupen la presidencia en la recoleta plaza azpeitiarra de 1903.
Bildu preside las corridas de toros en Azpeitia
I. R.
Niños recortadores
Este municipio de 9.000 habitantes, refugio blindado para el aficionado torista, ni se plantea preguntar por la libertad de la Fiesta. Sobre todo, visto el revolcón que se llevó el gobierno de Bildu en la cercana Cestona, donde el pueblo dijo «Sí» a los toros en un referendo. «Hablar de San Sebastián sería meterme en camisa de once varas... Lo que está claro es que aquí hay una tradición milenaria (sic) y nadie lo cuestiona. Pero si alguien quiere organizar una consulta solo hacen falta 1.800 firmas», dice el primer edil de Bildu, muy cómodo en la equidistancia al meter en el programa de fiestas los festejos taurinos «pero también las manifestaciones antitaurinas».

1518, fecha de la primera crónica

El archivo municipal de Azpeitia recoge la primera crónica de toros en 1518 cuando los Reyes de Castilla visitaron Guipúzcoa y, para celebrar tamaño acontecimiento, contrataron un astado a Pedro Ruiz de Aguirre, al que pagaron cinco ducados. 

La asociación Zezen Beltz (Toro Negro) se encarga de organizar los encierros y juegos de recortadores para niños en las fiestas. También montan la «sokamuturra» o toro ensogado en Carnavales y el día de San Sebastián (20 de enero). «Es sin duda el plato grande de las fiestas», explica uno de los veinte miembros de Zezen Beltz, que cuidan con esmero la afición popular fuera de la plaza. Ayer, unos doscientos niños de hasta 14 años disfrutaron primero del encierro de 16 vaquillas, que luego regatearon con quiebros y requiebros ante la mirada ensimismada de sus padres. «¡Ama, mira! ¡Te lo dedico!», gritó un niño. En euskera, como todos los demás. «No podemos dejar que esto se muera», aseguraba a ABC un joven con la camiseta de Zezen Beltz, que el día 25 organizó un concurso de recortadores profesionales, que atrajo a los «mejores de España». Llenaron la plaza y con ello se financian todo el año. 

Mientras, en la taberna Juantxo Txiki muchos se preparaban para la corrida de la tarde, entre sevillanas y finos. También se cantó el «color especial» como en «Ocho apellidos vascos».

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