El Vito recrea en esta nota la figura de un niño venezolano que en Colombia tiene en Fernando Rozo a su maestro
El VITO
Un perfil inédito en Venezuela |
Hoy por hoy, parafraseando a nuestros compañeros de la redacción deportiva, Jesús Enrique Colombo es el mejor torero venezolano “libra por libra”. Ninguna exageración, amable y consecuente lector. Este tachirense con apenas 16 años de edad, es el proyecto taurino más impresionante de América. Cualquiera de los profesionales en el escalafón de matadores de toros nacionales, palidece a su lado. Colombo es una isla de valores y de talento, una isla en medio de un archipiélago que cada día sucumbe acosado por la competencia en el mar de la mediocridad, carente de ambiciones y conformándose con la mojiganga
-Al fin el gobierno de España me otorgó la visa de trabajo.
-Fueron dos los años que viví en España. Lo hice en la Escuela
Taurina de Madrid, gracias a la influencia de don Juan Lamarca, del
Círculo de Amigos de la Dinastía Bienvenida. Dos años entre aspirantes,
con las enseñanzas del maestro catalán Joaquín Bernardó, al principio.
Luego fueron los consejos de Joselito, El Fundi y El Bote. No fueron
días fáciles. Han sido los maestros muy exigentes, lo que se le
agradece.
-Fueron mas de 60 tentaderos, muchas vacas, todas supervisadas por los maestros de la Escuela Taurina de Madrid.
-En casa del matador José Miguel Arroyo “Joselito” viví momentos de
gran intensidad. El maestro nos regaló en una oportunidad 18 novillos a
la Escuela. Su Escuela, fue allí donde él se formó como torero, como
hombre y donde Joselito se hizo maestro.
- El maestro Joselito tiene mucho carácter, y cuando un alumno no
está a la altura de sus exigencias, cuando veía que no solucionaba los
problemas, le echaba de la plaza de tientas y le decía: “Tú, allá; en la
tapia”. Así fue sacando uno por uno a los alumnos que no calzaban sus
exigencias.
-Quedamos cuatro en el tentadero de su ganadería en Trujillo,
Cáceres. Cuatro que además de nuestros novillos repasamos los de los
otros. Fueron tres espartanos días. Era como si estuviéramos en un
cuartel, por lo exigente.
Al final, Joselito me regaló un toro. Aquel toro lo cuajé y él,
Joselito “el verdadero”, como es el título de su autobiografía, me
felicitó.
-No es usual que el Maestro se tome la molestia de hablar con los
alumnos. Da indicaciones, pero es sumamente reservado. Me sentí mu buen,
muy a gusto, pero entendí que había logrado lo que había ido a buscar a
la Escuela Taurina de Madrid
Torero de escuela, carácter y mensaje |
-Quiero ser torero para ser figura del toreo. ¿Qué que es ser
figura del toreo? Es ser un príncipe. La Escuela tiene un ciclo, y yo
cumplí ese ciclo. No puedo dejar que la Escuela me absorba, la Escuela
tiende a apropiarse de la personalidad del torero y no estoy dispuesto a
ello.
- No, no estoy listo para tomar la alternativa. El toro te exige, y
entre sus exigencias está el de la entrega total. Hablo de entrega
física y mental, repito que aunque he toreado mucho no estoy preparado
para la alternativa.
-Todo ha cambiado mucho desde que estaba en la Escuela Taurina de
San Cristóbal con el maestro César Faraco. Aquello era un juego, todo me
lo preparaban y yo estaba feliz jugando con los becerros. En los
caminos de la profesión, esos viajes largos y cansados por la Sierra del
Perú, los páramos de Colombia, aquí en Venezuela y por los pueblos de
España me han quitado de la cabeza lo del juego, y entiendo que debo
estar preparado porque esto dejó de ser un juego. Aquel ambiente del
principio era distinto, otra cosa.
-Viendo lo difícil que ha sido esto para mis compañeros en
Venezuela, he comprendido que para ser torero en Venezuela hay que
triunfar en el extranjero. Lo digo por la respuesta que ha habido en
Venezuela, luego de lo que hicieron en San Cristóbal César Vanegas y
Fabio Castañeda. Triunfaron, ellos triunfaron como pocos lo han hecho.
Lo hicieron en una gran plaza, en la Feria de San Sebastián, ante toros
españoles y junto a las grandes figuras de España y no los toman en
cuenta para las ferias importantes.
-Y no se les reconoce porque el venezolano no le da mérito al
torero nacional, prefiere a los toreros extranjeros y sólo reconoce,
como ocurrió con los hermanos Girón, Morenito de Maracay, Diamante Negro
a quien triunfa en el extranjero en competencia con los toreros de
allá.
-En este momento no tengo un apoderado en Europa, ni en Francia,
España o en Portugal. El Colombia mi representante es don Fernando Rozo,
un hombre al que le debo mucho. Ha sido mi maestro, ha sido mi amigo y
es mi apoderado.
-En España me han hecho varias ofertas, pero, sinceramente, no he
visto en el horizonte el futuro que y aspiro alcanzar en la profesión.
Insisto en que quiero ser figura del toreo.
-El ambiente de los toros en Europa es muy diferente al de América.
Lo he vivido y sé como es. Allá los toreros se hacen en la plaza, y en
la calle. La figura del toreo debe tener personalidad como artista,
saberse orgulloso y sentirse digno. Quiero ser un torero diferente.
Admiro a los maestros Morante y El Juli y he hecho amistad con El Fandi,
pero no sería a través de mi amistad o admiración los maestros que he
de llegar a ser figura del toreo. Ha de ser por mi mismo, con
sacrificio, entrega y responsabilidad y eso se logra en Europa,
enfrentando las dificultades.
Hoy Jesús Enrique Colombo ha recibido de las autoridades
consulares españolas en Venezuela su visa de trabajo. Ahora el torero de
Táriba lleva en sus alforjas nueve contratos para actuar en Francia y
en España, en este agosto.
Para septiembre tiene muchas novilladas, con categoría y mucha
competencia. El lo sabe, pues sin tener visa de trabajo y como alumno
de la Escuela Taurina de Madrid toreó mucho en España. No todo fue
“coser y cantar”, pero no guarda los malos momentos y con su ilusión y
esperanza riega sus sueños de torero.
Es, insisto, el mejor “libra por libra” de la torería nacional.
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