Cortó dos orejas al sexto; Juli y Perera cortan una oreja cada uno
CULTORO, PontevedraFandiño volvió a dar un zambombazo en Galicia: Pontevedra fue testigo, en el sexto, de la gran disposición del vasco. Cortó dos orejas al cierraplaza, un gran toro de Victoriano del Río con el que anduvo firme a lo largo de toda su lidia. Aunque se vino a menos en los últimos compases de la faena, para entonces Fandiño ya había visto su noble condición y había optado por cuidarlo mucho en cada toque. Lo toreó muy a gusto por ambos pitones, especialmente en dos tandas muy limpias por el pitón derecho y bellos y largos naturales que enardecieron los tendidos gallegos. Tras dejar una estocada, recibió el doble premio. Frente al tercero, se lució el de Orduña de capote, sorprendiendo en bellos lances y exprimiendo al de Victoriano con la capa antes de que éste se propinara una fuerte volterteta que acusaría durante toda su lidia. No tuvo opción Fandiño, que optó por sacar los parcos muletazos que atesoraba y fue silenciado tras intentarlo.
Cortó una oreja El Juli a su primero tras recibir unas chicuelinas rematadas con una revolera. La faena estuvo basada en el pitón derecho, el más potable del de Victoriano y que el madrileño supo exprimir hasta el final. Especialmente prosiguió con unos bellos molinetes que terminaron por convencer a Pontevedra para que ramillete de molinetes estocada entera hundiendo el acero. Le tocó en suerte un complicado cuarto, que no se entregó en ningún momento y al que le faltó clase a raudales. El Juli intentó imponerse a su condición, pero fue imposible ante la sosería de sus embestidas y la inconformidad de sus reacciones ante cada movimiento del madrileño.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Pontevedra. Segunda de Feria. Más de media entrada.
Seis toros de Victoriano del Río, bien presentados pero de juego desigual. Destacó el sexto.
Julián López "El Juli" (verde oliva y oro), oreja y silencio tras dos avisos.
Miguel Ángel Perera (Tabaco y oro), leves palmas y oreja.
Iván Fandiño (Turquesa y oro), ovación y dos orejas.
Perera se topó ante el soso segundo, un toro que no le puso las cosas fáciles, incluso arrollando a Juan Sierra al intentar colocarlo para la lidia. Aun así, el extremeño permaneció hierático frente a su cara, firme en todo momento y poniendo una voluntariedad que no tuvo su fruto por el escaso fuelle del astado. Al quinto le cortó una oreja a base de imponerse con su particular concepto en un arrimón eterno en el epílogo del trasteo. Tras estocada, cortó el merecido trofeo.
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