Salen en hombros con un Perera que sólo pudo cortar una oreja
EMILIO TRIGO,
Ronda (Málaga)
Pudo estirarse Morante a
la verónica con el primer Zalduendo, de buena condición en los
embroques, pero cogido con alfileres en la fuerza, a pesar de la buena
lidia de José Antonio Carretero. Intentó Morante ofrecerle
trapo, pero la falta de raza y de espíritu hicieron protestar al
animal, remiso a la embestida, por lo que abrevió el sevillano para
escuchar silencio.
Vibrante y de gran torería fue el saludo de Morante
al cuarto, con verónicas de mentón en el pecho, ralentí en los vuelos y
una tijerilla para abrochar. Y gran conexión con el tendido tuvo el
quite por chicuelinas, con la personalidad de un torero que parece
amalgamado a su capote. Pero fue mucho más en la muleta, con el pecho
por delante y la mano viajando al ralentí delante del morro,
consintiendo, convenciendo y queriéndose morir para pegar el natural de
su vida. No fue la técnica ni el oficio, sino el alma de Morante la que
salió a relucir en Ronda, donde se vió, además, el espadazo de su vida
para cortar las dos orejas.
Le faltó celo al segundo en el capote de El Juli,
que sí pudo, sin embargo, ofrecer un vibrante quite por chicuelinas
esperando mucho la llegada dormida del animal y consintiendo para lograr
la embestida deseada. Al público brindó Julián para quedarse al
cambiado, que varió después con un inicio de más empuje. No tardó en
exigir al comprobar el fondo del animal, que se fue hacia adelante con
boyantía. Fue de mano baja, muy baja el trasteo, de poder y mando
en el aplomo tremendo de las zapatillas en la arena a la cara suelta y
sucia del animal del tercer muletazo hacia adelante. Fue una batalla
campal entre el madrileño y el Zalduendo, uno imponiendo y el otro no
poniendo fácil el resultado. Se tiró a matarlo Juli, pero se le fue
defectuosa la espada y todo quedó sin premio.
Otra pelea fue la de El Juli con el
quinto, que nunca vino metido en la muleta, le echó la cara arriba y le
protestó constantemente. Toro de pasar un trago y al que se impuso el
madrileño a base de valor y de exposición inmensa para terminar
conquistando el terreno y la voluntad del animal. Siempre en el sitio,
siempre enrazado y siempre sin escatimar esfuerzos ante la aspereza
geniuda del Zalduendo. Sometió, se impuso y gobernó en la guerra para
terminar
A pies juntos saludó al tercero Miguel Ángel Perera,
llevando muy despacio la embestida, enganchando con los vuelos y
ofreciendo la salida con suavidad y torería. Buen galope y cierta clase
mostró el animal en los primeros tercios. Por tafalleras y saltilleras
fue el quite de Perera, que varió con una cordobina y una larga
torerísimas. Le ofreció distancia al animal desde el inicio Miguel,
aprovechándole inercias y convenciendo para acabar los trazos con mucha
suavidad. Poco a poco fue moldeando la sosa embestida el extremeño,
muñequeando magníficamente sin un solo enganchón, sin dejarlo pensar.
Pero se vino a menos el animal por la falta de celo, aunque no la
decisión de Perera, que se atornilló al suelo para hacer bailar al de
Zalduendo a su alrededor sin mover los talones. Muy sinceras las
manoletinas finales, de exposición y ajuste.
Fue la de Perera al
sexto un trasteo de torero en sazón que lo ve claro para tirar de un
animal con el fondo muy justo, que supo, además, tapar los defectos del
animal. Manejó el capote con soltura, pero sobre todo cosió las
embestidas en línea recta en los enganches y exigió luego para apuntalar la pelea con el manso, que siempre estuvo loco por rajarse.
Y terminó por hacerlo cuando manejaba Perera la muleta al natural,
pulseando con perfección. Terminó metiéndose en el toro el extremeño
cuando ya estaba el animal rajado, exponiendo mucho en los embroques y
persiguiendo las huidas para arrearle circulares invertidos de mucho
ajuste. Pero un pinchazo hondo sobre el aviso acabó con sus
posibilidades de cortar la oreja que le faltaba para acompañar a sus
compañeros por la puerta grande.
FICHA DEL FESTEJO
Real Maestranza de Caballería de Ronda, Málaga. Tradicional corrida goyesca. No hay billetes. Toros de Zalduendo,
correctos de presentación. Sin fuerza ni raza el noble primero;
exigente y de pelea el segundo; noble y repetidor a menos en la clase el
tercero; bronco, correoso y malo el quinto; obediente pero manso y
rajado el sexto.
Morante de la Puebla (negro y bordados blancos): silencio y dos orejas.
El Juli (gris plomo y azabache): oreja y oreja.
Miguel Ángel Perera (añil e hilo negro): oreja tras aviso y vuelta tras aviso.
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