El diestro Alejandro Talavante,
que ha sido el más afectado tras el conflicto generado en su día entre
el grupo de figuras conocido como G-5 y la empresa de Sevilla, asegura
al concluir la temporada taurina que ya no cree «en los intereses
colectivos entre toreros».
El extremeño, que fue el único de esos cinco toreros, Talavante, El Juli, Morante, Perera y Manzanares, que en su día no hizo declaraciones sobre dicho asunto, explica ahora en entrevista con Efe que sigue creyendo en los motivos por los que tomó esa decisión, «pero no en su defensa en común».
«Salvo Perera, ninguno se ha interesado por mi difícil situación»
«Nada ha variado desde que nos negamos a torear en Sevilla, mientras esté al frente la empresa Pagés o no cambie su actitud frente a los toreros. Pero a estas alturas -matiza- ya sólo creo en defender mi postura individualmente, porque a largo plazo no hay intereses colectivos entre los matadores. Y eso lo sabíamos todos».
Difícil situación
Talavante advierte de que no se considera traicionado por sus compañeros, pero sí «dolido, porque, salvo Miguel Ángel Perera, ninguno se ha interesado por mi difícil situación de este año. No es que buscara su apoyo, pero sí esperaba que fueran conscientes de que mi caso era el peor».
El diestro de Badajoz se refiere así a una temporada en la
que no ha entrado en muchas de las grandes ferias, sin que las
principales empresas le hayan contratado o hayan llegado a acuerdos con
su nuevo apoderado, el torero retirado Curro Vázquez.
«Se me estaba negando todo lo que me había ganado en la plaza»
«No sé si me han pasado factura por lo de Sevilla o por haber tomado el camino de la independencia, pero el caso es que mi temporada ha sido una guerra en los despachos», recalca Talavante.
Aun así, reconoce que «creer que se me estaba negando,
incluso en la prensa, todo lo que me había ganado en la plaza me hacía
sentir cierto vértigo, pero no frente al toro, donde lo único que me ha preocupado es estar a la altura de mi postura».
Ilusión maestrante
De cara al año que viene, y una vez que alguno de los otros cuatro toreros ya ha mostrado su predisposición a contratarse en Sevilla, Talavante se siente «esperanzado con que la empresa de la Maestranza tenga ilusión» por contratarle.
«Pero que sea verdadera ilusión -insiste-. Porque no voy a ser yo quien dé el primer paso. La postura que tomé en su día me lo impide. Son ellos los que tienen que cambiar su actitud».
«Me gustaría estar en Sevilla, pero no de cualquier manera»
«Y lo digo ya a nivel personal. Es verdad que entre los cinco toreros existía un compromiso moral, más allá de papeles que, por mi parte, todavía están vigentes. Pero ahora, que cada uno haga lo que quiera. A mí también me gustaría estar en Sevillael año que viene, pero no de cualquier manera», remacha sobre este asunto.
Pese a todos esos problemas, Talavante afirma que este año ha tenido «muchas más satisfacciones en
el sentido artístico, que es el único que debe contar en el toreo».
Porque, según asume, la supuesta comodidad de ser apoderado antes por
una gran casa empresarial le hacía relajarse demasiado, «lo que no es bueno para progresar ni para transmitir tu mensaje al público».
San Isidro
El extremeño cree que, por no estar relajado, este año ha dado su mejor imagen como torero,
tal y como se vio en Madrid, durante la feria de San Isidro, con la que
considera una de las mejores faenas de su carrera, a pesar de que no la
remató bien con la espada y de que «la prensa la ocultó tras la estadística de las orejas».
«Pero me siento muy satisfecho -explica Talavante a Efe- de haber elegido por fin el palo más clásico del toreo, sin tener que sufrir por someterlo al triunfo obligatorio. Así fue también como logré cortar las orejas en Zaragoza».
«Quiero volver a dar la cara en todas las ferias, pero a mi aire»
Ese triunfo en la feria del Pilar, tras un mes de baja por lesión, ha sido decisivo para el extremeño, «porque llegó en el momento más oportuno.
Me hacía muchísima falta cerrar el año con un éxito de esta repercusión
y que me ha hecho sentirme por fin reconocido, aunque haya tenido que
pasar mucho tiempo sufriendo».
Antes de que arranque su temporada en América, que se compone de una exclusiva de veinticinco corridas con
la empresa EMTSA -«que premia también el buen trabajo de Curro
Vázquez»-, Talavante dice que su meta como torero es «tener un
sentimiento de satisfacción perdurable, haya o no haya triunfo».
«Por eso quiero volver a dar la cara en todas las ferias de máxima responsabilidad, pero a mi aire y buscando compañeros que me ilusionen para competir. Me queda aún mucho camino,
porque no he dejado en la memoria de los aficionados lo suficiente como
para que se acuerden de mí cuando me retire», asume el torero.
Alejandro Talavante viaja a América «convencido de que para ser torero hay que actuar al revés de lo que marca la inercia social.
Cuando más a contracorriente vas y más te apegas a las raíces de este
espectáculo, aprendes a ser feliz y a disfrutar la profesión con
conocimiento de causa».
«Porque la validez del mensaje del toreo se basa precisamente en estar fuera de esta época de comodidades.
Lo que hace realmente grande este arte es que se mantiene a
contracorriente de los tiempos que vivimos, en los que cuesta hasta
morirse», concluye.
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