Corta tres orejas en su actuación con seis toros en Zaragoza y el sobresaliente Carbonell cae herido grave
andrés amorós
Los toros, de seis divisas, muestran un comportamiento variado. Tiene la fortuna (o el acierto) de echar por delante el mejor, de Bañuelos, un toro excelente, que le permite lucir todo su repertorio: chicuelinas con el compás abierto, doblones con arte,
naturales llevándolo prendido en los vuelos de la muleta y sus
«luquinas», cambiando el engaño de mano. Mata con decisión: el
presidente recibe una bronca por no otorgarle la segunda oreja y da dos vueltas. Desde el comienzo, la gente se le ha entregado.
El de Fuente Ymbro es muy deslucido: flaquea, huye, tiene un viaje cortísimo. Lo prueba por los dos lados y lo mata. El público sigue con él.
Al colorado de Alcurrucén
le faltan dos meses para los seis años. En el quite con el capote a la
espalda, es herido el sobresaliente Manuel Carbonell. Con habilidad,
Luque tapa los defectos del toro, que es pegajosito, y lo mata de una
gran estocada: segunda oreja.
Fondo noble
El de Victorino, ovacionado de salida, es reservón, tardea pero embiste con fuerza. Se aplaude mucho al piquero Pedro Geniz. A base de aguantarle, Luque le saca el fondo noble que el toro tenía, hasta que se raja a tablas. Algunos naturales lentos han sorprendido. Con este toro, Luque ha demostrado su capacidad, a buen nivel: tercera oreja.
Por desgracia, los dos últimos, con más de 600 kilos, son deslucidos, no le permiten rematar la tarde triunfalmente. El de Victoriano del Río, alto
y largo, mansea, protesta, va fuerte hasta que se raja del todo. Luque
se queda quieto; con habilidad, saca muletazos a media altura,
aprovechando los viajes de huida del morlaco, y aguanta tarascadas, en
tablas. Mata a la segunda. El del Puerto de San Lorenzo
es otro manso que se duerme o pega arreones. Daniel quita por
chicuelinas y gaoneras, le va sacando muletazos, se justifica. Final
satisfactorio pero sin el pleno triunfo que ha buscado toda la tarde.
Este reto ha supuesto un notable avance para Daniel Luque. De él depende mantener el buen nivel.
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