Las geniales viñetas de Ibáñez también son toreras
«Está de la vista como un gato viejo.
¿Eh? ¡Ya ha vuelto a dar una patada al autobús confundiéndose con una
lata de sardina», espeta Filemón a Mortadelo mientras le mira el pie izquierdo hinchado y vendado.
Su cara de sorpresa es un poema ante la respuesta de su compañero: «¡Qué va, jefe! Es por ese hobby mío de hacer castillitos de arena...» Filemón no da crédito: «¿Castillitos de arena?»
La cosa no queda ahí, y siguen los percances: la calva vendada, el brazo en cabestrillo, una garrota para sostener el pie herido. Filemón, incrédulo ya, le dice: «Pero bueno! ¿Es pitorreo o qué? ¡Hasta el más tonto hace castillitos de arena los domingos en la playa, y no...!»
Jugando en el ruedo
La última viñeta de este número 637, en el 25 aniversario de las geniales criaturas de Francisco Ibáñez,
del fondo de Ediciones B, y con coste entonces de 50 pesetas, da con el
quid de la cuestión. Imposible no sonreír ante el gesto de Filemón
cuando Mortadelo le lleva al lugar donde construye castillos: «¡Ah,
claro! Pero es que yo los domingos trabajo aquí y no puedo ir a la playa....»
El sitio donde curra no es otro que una plaza de toros, y mientras el
sin par personaje, con gorrilla y pañuelo al cuello, juega con la arena
aparece detrás un morlaco de amplia cornamenta y divisa rosa.
Los toreros, de purísima, caldero y azabache, hablan: «¡Rayos! Ya vuelve a estar liado el arenero calvo ese
con sus castillitos de la porra!» «¡Avisarle que ya ha salido el
bicho!» A lo que responde un monosabio con su peculiar arte: «No hase farta, maeztro.... ¡Ya le va a avisá él mizmo!»
No es la única portada en la que aparecen toros y toreros. Francisco Ibáñez ha disfrazado a sus míticos personajes de mozos en los Sanfermines, en «El profesor probeta contraataca» (colección Olé!) o al Súper de torero persiguiendo espada en mano y con la montera calada a Mortadelo en «El disfraz, cosa falaz». «Valor y al toro» es otra de sus aventuras más populares, ideal para arrancar sonrisas y hasta carcajadas de los agentes que nunca envejecen.
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