No será una encerrona cualquiera, sino que ya sobre el papel su gesto se escribirá en la historia: lidiará media docena de ejemplares de ganaderías de las denominadas «duras». El toro será verbo en Madrid en este desafío a solas. Según ha podido saber ABC, se barajan los hierros de
Adolfo Martín, Victorino, Partido de Resina (antes Pablo Romero),
Palha, Cebada Gago, Escolar, Miura, Baltasar Ibán y Cuadri. Todo un hito
para agigantar su trayectoria, forjada en la capital desde la nada.
Con un G-5 (Morante,
Juli, Manzanares, Perera y Talavante) que hace aguas y en un año en el
que se prevé que cada cual vaya a lo suyo, la guerra ha estallado. Cada soldado busca ya su trinchera y
la «paz» no reina para nadie, ni siquiera entre los anteriores aliados
(«ya no creo en los intereses colectivos», ha declarado recientemente
Talavante). Silban las balas de las desavenencias
entre los distintos batallones de un planeta taurino «con un sistema
insostenible», según los empresarios de Anoet. Y cada cual abrillantará
sus cartuchos a su manera. La apuesta de un espada que siempre fue por libre ya está encima de la mesa y la empresa Taurodelta, conocedora de los gustos del público más exigente, iniciará con este zambombazo su undécima campaña.
Un paso más
Con mucho más de lo soñado cuando empezó por capeas en la Alcarria, abierta ya la Puerta Grande venteña,
ganador a sangre y fuego de un puesto en las principales ferias y
catalogado como figura por los profesionales, Fandiño persigue dar un
paso más en su carrera con una corrida del agrado de la afición santo y seña de
la Fiesta. «Quiero ser un torero de época y que cuando se hable de un
tiempo figure ahí mi nombre», confesó en una pasada entrevista con este
diario. Con un palmarés de doce orejas en el coso capitalino y pese a contar ya con una salida a hombros en San Isidro 2014, tiene un sabor agridulce: después de dar la cara en la Feria de Otoño, su balance no fue el que ambicionaba.
Ya en septiembre se encerró de manera triunfal en la tierra que lo ha adoptado, Guadalajara. Pero Madrid es otra película.
Y el ganado elegido, con los encastes que otrora mataban los maestros.
No se recuerda un gesto así, con diversos hierros míticos de una tacada.
En una época en que muchos aficionados se quejan de que los toreros no
se salen del «sota, caballo y rey»
y reclaman que los grandes se anuncien con divisas «toristas», Fandiño
se atará los machos en la catedral. ABC ha podido saber que el equipo
del matador ya está viendo desde los temidos palhas del
terror, horror y furor, a legendarios grises, guapos pablorromeros o
los cebadas que tanto reclama un amplio sector del abonado venteño.
Arma de doble filo
Guerrero independiente,
responderá así a la afición que pide verle con estas ganaderías. Un
arma de doble filo en la más inmensa soledad, entre muchas ilusiones y
se supone que no pocos miedos. Como Gary Cooper, en su papel de un sheriff Kane que no abandona su deber frente a los forajidos. «Yo jamás he huido…», dice en una escena. Tampoco lo hará Fandiño, solo ante el peligro en un filme para la eternidad del toro y el toreo. Nunca este siglo la Monumental alumbró un estreno de corridas con una de este calibre. Silencio… Se rueda. ¡Claqueta y acción!
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