La Feria del Sol 2.015, fue una buena feria.
 Eduardo Soto
Fotos: Germán D' Jesús Cerrada  
También recordamos que el día siguiente,  marcó época  para nuestro coterráneo  el Matador Rafael Orellana y para el paisanaje del Valle del Mocotíes. La verdad es que el de Tovar,  alternando con importantes figuras españolas  como el  de La Puebla del Río y el  extremeño de Badajoz , dio con creces  la talla y, desafiando  la lluvia y el  mal estado del piso, cuajó faena a las reses  de Hugo Domingo Molina, al alcanzar el  indulto de  su primer toro,   contabilizando dos orejas, con  auricular adicional en su segundo ejemplar.  Su buen trasteo, contra la adversidad, sin tantos  desplantes ni  pasitos de baile a los que recurría con excesiva frecuencia, le permitió  alcanzar el Laurel de  Triunfador de la Feria. Enhorabuena torero. La  Corrida, tras el tercero de la tarde,  entró en receso, mientras se  deliberaba sobre las condiciones del ruedo.
 Al final, a pesar de lo riesgoso de la arena, en gesto  de  deferencia hacia los aficionados, los toreros  decidieron  continuar con el festejo. Alejandro Talavante siguió deleitándonos con la  altura de su arte y cortó un segundo apéndice. Morante, tras  ofrecernos en ambos bureles  rutilantes  destellos de  su capote de ensueño, sufrió varetazo  sin mayores  consecuencias.  Quedó evidenciado  que  cuando los  toros del  Sr. Molina  no se salen del tipo, generalmente dan buen juego.
El lunes de Carnaval nos trajo de vuelta a Morante de la Puebla. Pero…..  el Maestro  estuvo apático,   sin ganas,    impávido ante la masacre en varas al toro de  remiendo del Sr. Molina,  al otro faena de trámite, con la que  terminó de esfumar esperanzas de verle destapar el  frasco de sus esencias toreras.  Así tristemente, pero ahíto de jolgorio merideño, el de La Puebla acumuló su  cuarto envite en vano en esta temporada de la Román Eduardo Sandia. Nuestro veterano matador Leonardo Benítez estuvo  voluntarioso y su trasteo  le permitió ganarse una oreja. Le  deseamos  suerte en sus andares por los caminos aztecas con  su plaza portátil a hombros.  El Califa de Aragua es todo voluntad sin tanto oficio. Hassan  debe conocer bien  la responsabilidad que acarrea en tauromaquia el apelativo de Califa, lo que  quizás lo lleva a comprometerse en  audacias que hacen evidente sus falencias.  Necesita   más rodaje para poder resolver con brillantez papeletas como la presentada por el cornialto de Los Ramírez, que a la postre resultó en controvertido indulto. 
Abro paréntesis. 
Con el ánimo siempre  en positivo, me permito formular las ideas que vienen a  continuación. 
En cuanto a los indultos, habría que comenzar por señalar que hubo  incluso gente que  creía en  la imposibilidad de  concederlos cuando existía  aviso previo, al olvidar que el pitazo de Usía marca sencillamente el tiempo disponible, no justiprecia la valía de la faena ni califica el juego del burel. La concesión de indulto puede ser  técnicamente acertada cuando el Palco estima  que el toro lo merece, lo pide el público y  están  de acuerdo  torero y  ganadero.  Pero, como muchas cosas en  la Fiesta  y en la vida,  al intervenir   la  valoración cualitativa,  surgen  divergencias  de la más variada índole, muchas veces con basamento puramente emocional.  En este tipo de situaciones,  nadie tiene el monopolio de la verdad ni la exclusiva del error, como rezaba el lema de un periódico de antaño. Seguramente, convendría modificar el  artículo del Reglamento que ordena el acompañamiento automático de dos orejas,  y  desenganchar  el  indulto del  toro de los trofeos a su lidiador. Cuando la buena  faena hace brillar las cualidades del animal que propiciarían su indulto, el premio al diestro pudiera ser plural. En caso contrario, cuando las condiciones excepcionales del toro brillan con luz propia, a pesar del pobre  desempeño del diestro, pues  entonces el no tan diestro se iría de vacío. Además, de esta forma se ayudaría a evitar situaciones tan poco agradables,  como  tener que presenciar  los  reiterados  intentos de manipulación de los tendidos  y los gesto repetitivos al Palco, con los que algunos  toreros tratan de evitar a todo trance el uso del estoque y los riesgos que ello implica. 
Perdonen amigos, pero se me fue un poco la mano y  me salió  larga la tanda, sobre todo la de  indultos.
Hasta el próximo año y  si Dios da licencia,  no los fastidiaré más con pinceladas.



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