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lunes, 20 de abril de 2015

DIEGO VENTURA CUMPLE SU SUEÑO, DÉCIMA PUERTA DEL PRÍNCIPE

Hassan González
Dicen de él que es el Caballero de la Puerta del Príncipe y dicen bien… Dicen de él que lleva por dentro una candela siempre ardiendo, insaciable, implacable y es verdad. Dicen de él que siempre tiene un sueño más alto que le quita el sueño y también es cierto. Es lo que tienen quienes han nacido para ser grandes. El más grande. Por eso vive Diego Ventura, para eso cada minuto de su tiempo… Y los grandes se alimentan de hitos, de gestas, de esas cosas que están reservadas sólo a los que son distintos. Aquel niño de sangre lisboeta y cuna en La Puebla del Río es hoy el Premio Nobel de la leyendas taurinas. Leyendas que perdurarán por siempre, pero que se escriben en presente de hoy, en presente de ahora mismo y nadie debería perderse el ver cómo la historia del toreo a caballo se reescribe con la pluma de los sueños de Diego Ventura.

Diez Puertas del Príncipe ya. Diez hitos que le sitúan en la órbita de los elegidos. Y ésta, a contracorriente, con casi todo en contra entendido ese todo por la condición de sus dos toros de Fermín Bohórquez esta tarde. Demasiado pegados al piso, sosos, sin emotividad, vencidos casi desde salida, muy a menos. Y ello obligó al jinete sevillano a crear dos faenas con el mismo argumento de la apuesta, del superar todos los límites, del situarse más allá de la razón porque la única razón que hoy cabía en su cabeza era la del triunfo de nuevo en la plaza que le ha declarado ya el caballero dueño de su puerta eterna.

Mereció Suspiro mejor contrincante para presentarse en la Maestranza. Paró y fijó con clase y temple al de Bohórquez, muy apagado. Como también merecieron más el valor hasta el límite de Nazarí y Milagro para provocar embestidas que apenas existían. Yendo de frente, llegando al límite mismo de lo posible y clavando en el instante último en que el toro se decidía a acometer. Subió Diego los decibelios de la emoción de su primera faena al clavar tres cortas ligadas y muy reunidas con Remate para alcanzar el final de la obra en el punto exacto de conexión con el tendido que podía ser. Aunque la apuesta mayor llegó con el propio Remate a la hora de matar. Se echó Ventura literalmente encima del toro, jugándose el tipo a carta cabal, para cobrar un rejonazo entero que tiró sin puntilla. Sevilla valoró el esfuerzo del rejoneador con la misma generosidad de su actitud y cayó la primera oreja, la primera de las tres que abren la Puerta de la que Diego es el dueño.

Se pareció mucho la historia en el quinto, otro ejemplar soso, descastado y sin celo de la ganadería jerezana, al que Silencio paró con mucha clase en un palmo de terreno, muy cosido a la cola, multiplicando el poco celo del toro. Hasta que Ventura decidió que era hora de soñar con Sueño y a ello se puso. Sobre todo al clavar la segunda banderilla, citado el burel muy de largo, parando en su ecuador el viaje del caballo al encuentro del enemigo, dejándose ver para caminar hacia detrás justo cuando el toro se arrancaba y quebrar a milímetros de los pitones, clavar y salir airoso por el espacio donde ya no cabía nada. Voló Diego de felicidad y rugió la Maestranza puesta en pie ante el pasaje más intenso y hermoso de la tarde para el jinete de La Puebla del Río. El de Bohórquez decidió pararse ya del todo y Diego expuso de lo lindo con Maño, otro debutante esta tarde ante Sevilla, echando tan por delante los pechos del caballo que, incluso, llegó el toro a alcanzarle al arrancarse. Las cortas con Remate fueron tan ligadas como cada una más cerrada. La última ya, con el torero saliendo rozando las tablas. Otro rejonazo y las dos orejas que se hicieron de rogar a pesar de lo cerrada de la petición del público. Y es que el segundo pañuelo asomó cuando las mulillas iniciaban el arrastre del Bohórquez.

Saboreó el rejoneador la vuelta al ruedo. Despacio, muy despacio. Y exprimió cada segundo de ese camino glorioso que pone a los toreros en destino a la puerta de los mejores. La Puerta de un Príncipe que se llama Diego Ventura. Ya son diez. Pero la leyenda sigue viva. Escribiéndose cada día. Disfrútenla. Hoy se está escribiendo la historia que un día se leerá en los libros…

 Balance: Oreja y dos Orejas
Ganadería: Fermín Bohórquez

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