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domingo, 5 de abril de 2015

EL MILAGRO DE LA RESURRECCION EN EL TOREO

César Girón la tarde de su regreso en Maracaibo.
Jesús Ramírez “El Tato”
En el toreo han existido hombres que enfundados de seda y oro han querido resucitar triunfos de antaño y solo han logrado cavar mas su tumba. Hubo tiempos en que el retiro de los toreros era sagrado. Los renunciantes se hacían cortar la coleta y así quemaban las naves de la ambición y la gloria

Ningún torero dice que reaparece por necesidad o por amor al dinero.  Todos pregonan que vuelve por mera afición, que no pueden quedarse tranquilos en casa sin oír el estruendoso olé, pero eso de reaparecer, volver al centro de la tertulia es tan difícil como empezar la dura profesión. 

Se vuelve por dinero, afán de gloria perdida, por amor y pocas veces por afición. Toreros hay que han regresado a la arena afirmando que lo hacen por afición y resulta que lo impulsan problemas hogareños, la nostalgia por la mujer que se ha ido o las deudas que ha ido acumulando. 

Desde que Juan Belmonte decidió reaparecer en 1.925, se sucedieron anunciados retornos en España como Manolo Vásquez, “Antoñete”, Antonio Ordoñez, Manuel Benítez “El Cordobés”, Luís Miguel Dominguin, Paco Camino, Rafael Ortega, Diego Puerta, Antonio Bienvenida “El Pireo”. La diferencia de algunas de estas reapariciones, es que había nostalgias de popularidad, atractivos pecuniarios, pero aparte, hubo un mensaje que por ejemplo el caso del maestro “Antoñete” supo deletrear ante los deslumbrados aficionados de Madrid con un arte y maestría aposentados en su maestría.

Las nubes de verano han signado algunas reapariciones fugaces de Víctor Méndez, “Joselito”, Ruíz Miguel, “Jesulín de Ubrique”, Francisco Rivera al que le queda grandísimo el apodo de su padre “Paquirri” y su hermano Cayetano y ahora Juan Antonio Ruíz “Espartaco” que al menos ha dicho que será por una sola tarde y en Sevilla.

CESAR GIRON LA EXCEPCION
César Girón se retiró en plenitud de condiciones, cuando aún el panorama taurino por lo menos en nuestro país no se imaginaba con la abundancia numérica que luego tuvo. Volvió cortando orejas y rabo en Maracaibo y luego en la vecina Valencia en la que fue su última corrida, se entretuvo cortando cuatro orejas al lado de ese par de colosos que reaparecieron sin éxito, Luís Miguel Dominguín y Antonio Bienvenida. Fue el toro del asfalto con los pitones acerados de un viejo Wolswagen, el que retiró para siempre al inmortal César Girón, cuando aún sus condiciones físicas y artísticas tenían mucho rodaje y con solo 38 años.

El maestro “Antoñete” en sus días gloriosos de retiro en Madrid
“ANTOÑETE” SALIO DEL OSTRACISMO
Ese Antonio Chenel del mechón blanco vivió los días más felices tras su reaparición. Del ostracismo a la actividad, del olvido al clamor. Su trayectoria fue tan oscilante como sus ramalazos de bohemia. Se retiraba y volvía cada vez mas golpeado por la vida. Le bastaba una tarde como aquella de Osborne en Madrid, o una corrida de la Prensa venezolana o aquel festival del Nuevo Circo desde donde arranca verdaderamente su reaparición triunfal con fraternas tertulias en “Cuchilleros”, tentaderos de “Tarapío” al cobijo de la familia Branger o en la Feria de la Isla de Margarita donde confirmo torerismo. La cuenta inexorable del calendario no hizo temer su quebradiza fragilidad física y anímica de este señorial torero, bohemio, poderoso con noción magistral del sitio y la distancia, del temple y del mando, toreando con la serena pasividad de arte auténtico.  Ya en el retiro una enfermedad pulmonar se lo llevó de este mundo.  En su momento, “Antoñete” fue un salvador providencial con el arte puro y hondo de su toreo en medio de temporadas de confusiones, vaguedades y monotonías.

Una retirada a juro la de Julio Aparicio en Madrid entre almohadillas
OTROS QUE REGRESARON
Curro Girón se retiró en España la tarde que convirtió  en matador a Luís de Aragua en Granada, pero luego en nuestro país siguió toreando y en México toreó su última corrida fuera de nuestras fronteras para hacer paseíllo en Maracaibo antes de comenzar a padecer la enfermedad que lo llevó a la tumba en 1.988.  Su hermano Rafael volvió conquistando “El Rosario de oro” de la Chinita pero luego no pudo repetir éxitos y tomó nuevamente el capote y las banderillas. Igual ocurrió con Efraín Girón. También volvió César Faraco, Joselito Torres a quien un toro le partió el fémur en Valencia y no toreó mas, y Luís Sánchez Olivares “Diamante Negro” ídolo del toreo venezolano con temporadas de altibajos que no pudo superar el flagelo de la reaparición y que aún vive entre recuerdos en su quinta “La Diamantina” de la urbanización La Arboleda de Maracay.

EL ULTIMO RETIRO
Con la plaza casi llena se retiró del toreo pero sin cortarse la coleta, José Nelo “Morenito de Maracay” en la maestranza de sus sueños hace ya dos años. No fue su mejor tarde profesional pero sí mucha nostalgia y entrega de los aficionados.  Al filo de los sesenta años no creo que el moreno abrigue esperanzas de retorno cuando todos le recuerdan con cariño por su trayectoria y carisma y por ser el ultimo venezolano que logró abrir la puerta grande de la plaza de las Ventas de Madrid. 

RECUERDOS  Y NOSTALGIAS
Como vemos, muchos recuerdos y nostalgias. El milagro de la resurrección triunfal no ha sido para todos sino para los elegidos por ello las ultimas reapariciones de “figuras del toreo” no han tenido sino la trascendencia de las noticias en la prensa del corazón, que solo han logrado en los estudios de televisión hasta donde ha llegado el traje de luces a buscar lo que no ha obtenido en la arena ante el toro. Redención en vez de resurrección.

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