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miércoles, 3 de junio de 2015

Carlos Abella: “Tenemos derecho al toro, no traten de quitárnoslo”

Es el señor más ocupado de Las Ventas (con permiso de los empresarios, claro). Está en todos los actos. Mañana y tarde. Envía correos con novedades culturales. Cierra agendas...

Carlos Abella: “Tenemos derecho al toro, no traten de quitárnoslo”
NOELIA JIMÉNEZ

Es el señor más ocupado de Las Ventas (con permiso de los empresarios, claro). Está en todos los actos. Mañana y tarde. Envía correos con novedades culturales. Atiende al WhatsApp al instante. Cierra agendas. Y, entre cita y cita, escribe y presenta un libro. Definitivamente, lo de Carlos Abella no es normal.


Me dan ganas de preguntarle si desayuna ginseng o si se ducha con Red Bull, pero me dice que nos centremos en "Derecho al toro” (Ed. Vivelibro) y yo, que a veces no soy tan mala como él piensa, tomo la muleta con nobleza.



¿Por qué tenemos derecho al toro?

Cuando escribí este libro, hace veinte años, "derecho al toro” era simplemente una frase taurina que quiere decir "directo a la acción”. Pero ha pasado mucho tiempo, la sociedad ha cambiado y me di cuenta de que en la reedición de este libro la expresión "derecho al toro” adquiría un nuevo significado: "tenemos derecho al toro, no traten de quitárnoslo”.


¿Has hecho novillos muchas veces?

Sí, pero he sido un estudiante bastante bueno. La expresión me parece muy bonita, porque hacía alusión a la época en la que se escapaban los chicos de los colegios para ir a torear.


¿Y eres de los que hace brindis al sol?

Inevitablemente a veces hay que decir cosas que no sabes si las vas a cumplir. No quiere decir que mientas, pero… En cualquier caso, ahora no hago brindis al sol y solo prometo lo que sé que puedo cumplir.

En estos años como director gerente del Centro de Asuntos Taurinos, ¿cuándo has salido por la puerta grande?
 
Creo que ha sido una labor continuada, intencionadamente programada, para convertir la plaza de Las Ventas en un templo de cultura: hacer un programa mejor que el que había, que tuviéramos una biblioteca (que antes no existía) y que, en definitiva, cada día se pudiera disfrutar de un acto, incluso algún día hasta dos. Mi cliente es el abonado, el aficionado, y no sé si he salido por la puerta grande pero he tratado de complacerle.


¿Más cornadas da el hambre o la política?

Más cornadas da el hambre… y algunas cornadas también he sufrido en este puesto. Algunas las habré merecido, otras sé que no.


¿Cuáles?

Otras. 
Carlos Abella.


Si los pases de callejón se vendieran, ¿por cuánto crees que los comprarían algunos?
Como no se venden, no te puedo contestar… pero sí es cierto que estar en el callejón se trata de una pequeña vanidad. Yo había ido tan solo una vez en mi vida al callejón, en un festival, invitado por los Lozano, y no había vuelto hasta que en 2004 me nombraron miembro del Consejo del Centro de Asuntos Taurinos.


Si tuvieras que elegir tu expresión favorita del libro…

Nos pasamos la vida diciendo "me quieren torear”, hay días que acabo para el arrastre, ciertas situaciones son la puntilla, en ocasiones hay que dar largas, otras coger el toro por los cuernos, también hay que estar al quite… Los que hablamos castellano no sabemos muchas veces la potencia metafórica que tiene el lenguaje taurino.


Y si tenemos derecho al toro, ¿cuál es nuestro deber con él?
Respetarle. La fiesta tiene que tener emoción, no puede ser solo estética. Tiene que haber vibración, estremecimiento.

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