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domingo, 14 de junio de 2015

Joaquín Galdós 'redebuta' en Madrid tras triunfar en Sevilla


"Lo primero que me viene a la mente cuando pienso en la novillada de este domingo en Madrid es que es una oportunidad única y de oro. No me pesa el recuerdo del percance de San Isidro, esas cosas ocurren en el toreo. Voy como si fuese mi debut porque me quedé prácticamente inédito. Sólo me preocupa ser yo y abrir la Puerta Grande, que es mi objetivo". Sin tiempo casi para entablar conversación, el peruano Joaquín Galdós marca sus prioridades de cara a la novillada de este domingo en Las Ventas, donde se medirá mano a mano con Martín Escudero, que también resulto herido la misma tarde en la isidrada. Enfrente, novillos de José Vázquez. "Muchas miradas estarán puestas en mí, la gente sin casi haberme visto están hablando mucho y bien de mí. Es un reto. Me juego mi credibilidad", reconoce el joven torero, ahora apoderado por FIT.

Nacido en Lima (Perú) en noviembre de 1995, Joaquín Galdós ha emergido como un nombre esperanzador para los aficionados. "Soy peruano pero mi formación como torero ha sido en España. En la Escuela de El Juli y luego en la Escuela de Málaga. Desde mis inicios me he rodeado de buenos profesionales a los que no puedo defraudar ahora. El domingo quiero triunfar también por ellos, para demostrarles que aquí hay un torero en el que se puede confiar y por el que se puede apostar", describe.

En sus palabras se atisba un novillero ambicioso. En la plaza lo demuestra. El domingo pasado en Sevilla cortó una oreja y dio una vuelta al ruedo. "No me sirve lo de Sevilla porque cuajé al segundo y lo pinché. El triunfo podía haber sido rotundo", recuerda, antes de ahondar en sí mismo: "Está viniendo todo muy rápido en mi carrera, llevo apenas ocho meses toreando con caballos y tengo un ambiente entre aficionados y profesionales que muchos otros novilleros quisieran tener. Pero si hay algo que tengo claro es que mi meta es el toro y romper como torero, ser figura. No me sirve tener runrún como novillero porque esto no es más que una etapa en la que tengo que triunfar con rotundidad para continuar escalando".

De cara al domingo admite que no cambiará nada, no van con él las supersticiones "Voy a ponerme el mismo vestido de San Isidro, el mismo capote de paseo, me voy a vestir en la misma habitación, comeré lo mismo, llevaré la misma cuadrilla y el mismo coche", asegura. Sin embargo, admite que en el fondo le preocupa que vuelva a ocurrir lo mismo de San Isidro: "No pienso mucho en ello pero me dolería perder alguno de mis novillos del domingo por una cogida. Es una tarde tan crucial y en la que voy a entregarme tanto que esa posibilidad existe aunque prefiero no pensar en ella".

En el otro lado de la balanza, Galdós tiene muy interiorizado cuáles son sus armas, sus garantías de cara al mano a mano del domingo: "Mi confianza personal, mi muleta y mi espada. Esas son mis armas. Me encuentro muy seguro, eso me tranquiliza. Ir a Madrid a un mano a mano como este es un reto que me motiva"

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