José Mata
No obstante, pareciera que nada más llegan a México, y los vicios comienzan a invadirlos, y ellos, penosamente a aceptarlos y a sucumbir.
El caso de Morelia, del Palacio de Arte, es uno de los más vivos reflejos de lo que no debe volver hacer Andrés ni en México ni en ninguna parte;
porque además se devalúa como torero al justificar lo que no tiene que
justificar, y va contra los principios que son los que deben regir a
todo ser humano: la verdad, honorabilidad y grandeza.
Había dejado muy en claro, con su primer ejemplar, la capacidad como excelente novillero
que es... con un utrero que no valió nada como su otro ejemplar…
mansos, descastados y con cierto peligro sordo, elementos que fueron superados por las innegables virtudes inteligencia, valor, técnica de Andrés.
Y había sido el triunfador del festejo con una oreja conquistada a ley, aunque algunos despistados la hayan protestado.
Pero…
… sí ese pero que aparece cuando las cosas se hacen mal, fuera de una ética, fuera de lo conducente, fuera de una verdad.
Alguien le dijo -le mal aconsejó- que aquí se regala el torito del perdón -denomidado toro o novillo de regalo-, y lo hizo sin meditar ni reflexionar.
Lo que se les olvidó comentarle a Andrés, que en México... el gran público, ya está harto de justificarse con ese vicio, con esa REPROBABLE VENTAJA; y en el caso concreto de Andrés Roca Rey, reiteramos…
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