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miércoles, 24 de junio de 2015

Una manguera para el recuerdo en la Feria de Hogueras

Morante sorprende regando el ruedo; El Juli y Talavante salena hombros en Alicante

Una manguera para el recuerdo en la Feria de Hogueras
@torosalicante
Morante de la Puebla cogió la manguera durante la merienda y puso la anécdota de la tarde

andrés amorós
En Alicante, se aprecia la Tauromaquia con sensualidad mediterránea. «Nuestra ciudad –escribía Gabriel Miró– está traspasada de Mediterráneo: ese horizonte azul nos define, realiza y sitúa». A la vez, se vive la Fiesta con pasión: en la Explanada, hace años, veía yo las peleas entre los partidarios de El Tino y Pacorro. Esta Plaza crepita como una «hoguera taurina», escribía Cañabate, en ABC.

Con un cartel de figuras, cortan dos orejas El Juli y Talavante; los dos salen a hombros. ¿Ha pasado algo importante, algo de verdad emocionante? Me temo que no. Los toros de Daniel Ruiz son justos de casta y fuerzas, sosos, nobles, mansos, apenas se pican, salen de los engaños desentendiéndose, van y vienen, pasan por allí... pero no plantean problemas, en la muleta. Los diestros pueden mostrar su repertorio sin dificultades. 

El primero se cae varias veces. Morante sólo esboza unos lances. Como no hay toro, corta por lo sano. Nada. Recibe con una larga al cuarto... y el toro ni caso; encadena tafalleras y chicuelinas. ¡Lástima de verónicas! El toro es justo de casta y claudicante. Apunta Morante algún buen muletazo pero no logra faena.

Un clamor

El segundo es flojo, huye del caballo pero repite: un manso manejable al que acabarán aplaudiendo, como si fuese el ideal del toro bravo. Comienza El Juli haciendo el poste y recibe un pitonazo en la rodilla. Cuando la res se para, levanta un clamor con circulares invertidos y el arrimón final. Mata a la segunda, con salta exagerado: oreja. En el quinto ha de tomar el olivo y se advierte que cojea. En las zapopinas, el toro se desploma: otro animal flojo y noble, que repite. (Saluda José María Soler, en banderillas). Julián se luce al ligar naturales y con otro arrimón. Vuelve a matar con salto, al segundo envite: oreja.

El tercero se desentiende, va a su aire, no tiene emoción alguna. Talavante, muy seguro, hace el poste, intercala una arrucina, mata al encuentro: oreja. El último rueda por la arena (saluda Trujillo). Comienza Alejandro con una pedresina de rodillas; muestra su variedad, cuando el toro se raja a tablas. Mata fácil: otra oreja.

Salen a hombros El Juli y Talavante. Las figuras están encantadas con «el toro que se deja»: una horrible expresión, que expresa con fidelidad lo que hemos visto esta tarde (y muchas más). En el descanso, Morante ha regado la arena con una manguera. Dentro de unos días, quizá es lo que más recordemos, de esta corrida. 

Postdata. La Generalitat de Cataluña sigue proclamando que son «fiestas del fuego catalanas» las Hogueras de Alicante (y las Fallas de Valencia, claro está). No se apea del viejo sueño de los «paísos catalans». Seguro que los miles de espectadores que hoy llenan la Plaza de Alicante lo comparten con entusiasmo...

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