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martes, 7 de julio de 2015

Toros La apasionada entrega de López Simón en San Fermín

Sale por la puerta grande y entra de lleno en Pamplona en una corrida en la que el alcalde de Bildu recibió un sonora pitada


andrés amorós
Primer encierro, en el día de San Fermín, «el santo morenico». Antes de las 8, suenan los cánticos: «A San Fermín pedimos,/ por ser nuestro Patrón,/ nos guíe en el encierro/ dándonos su bendición». Estalla el cohete y arrancan los toros de Jandilla: un encierro rápido (2’23 minutos para recorrer 848 metros) y complicado. Luego, un nutrido programa: vaquillas, Gigantes y Cabezudos, procesión, apartado de los toros, desfile de mulillas y bandas, toro de fuego, encierrillo...

El encierro es el traslado de las reses desde los corrales hasta la Plaza de Toros. Por muy espectacular que sea, su sentido no es otro que el de prólogo a la corrida. Considerarlo como algo independiente no tiene justificación.

La ciudad se ha teñido de rojo y blanco. Llenan la Plaza las peñas. Ya ha estallado la gran fiesta. Preside el alcalde de Bildu, Joseba Asirón, que escucha muchos pitos. [Así lo hemos contado en directo]
 
Padilla es un ídolo, en Pamplona: aquí nació su leyenda de «pirata». El primer toro, muy serio, embiste rebrincado. Juan José se luce en los pares de banderillas; el tercero, «a lo Sarasate», como aquí dicen, por el gran violinista. En la muleta, no está a gusto. El cuarto es parado, muy deslucido, no se entrega. Padilla lo recibe con una larga cambiada de rodillas, no banderillea, muletea correcto pero sin brillo. Esta vez, no ha conseguido que entre en erupción el volcán.

Sabios consejos

Con los sabios consejos de Manolo Cortés, Pepe Moral ha vuelto a las Ferias. El año pasado, cortó la oreja, aquí, a un fuenteymbro. El segundo, burraco, embiste desigual. Moral muestra su buen estilo, corre bien la mano pero la faena no remonta y falla con el descabello. Brinda a Jiménez Fortes el quinto, que luce dos «velas» y protesta, en la muleta. El diestro hace el esfuerzo con valor pero sin fruto.
El madrileño López Simón es la revelación de esta temporada, al cortar orejas, dos veces, en Las Ventas. Cuidan mucho en varas al tercero; enseguida, se mete en su terreno: con valor sereno, liga buenos derechazos; al final, calienta a las peñas, toreando de rodillas. La espada cae desprendida: corta una oreja y le piden la segunda. En el último, con pitones, deslucido, está todavía mejor: firmísimo, se coloca en el sitio, torea de verdad y lo mata de una estocada: otras dos justísimas orejas (han podido ser cuatro) y sale a hombros. He recordado la frase con la que Pepe Alameda define el toreo: «No es graciosa huida sino apasionada entrega». Gracias a esa entrega ha entrado en Pamplona, esta tarde, Alberto López Simón.

Postdata. Presenta Gerardo Diego el encierro como un río que arrastra a mozos («blusas») y toros («espumas negras»). Por su horario, equivale al toque de «maitines», que abre el largo día de fiesta: «¡Madre, los toros! El río/ urge y aprieta sus ondas/ de tumulto y vocerío/ y espumas negras, redondas./ Se va haciendo embudo el lecho./ Hay que tragar el estrecho,/ zancas largas, sanfermines./ Sopla el fuelle. Allá van blusas,/ jirones, aspas, esclusas./ Y están tocando a maitines».

Ficha de la corrida

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