Una gran corrida de Pedraza de Yeltes echa un bravo cuarto que se le va a Javier Castaño; la lógica de Juan del Álamo y el valor en camino a figura de López Simón pasearon una oreja
JAVIER FERNÁNDEZ-CABALLERO
Hacía el paseíllo a las seis y media de la tarde, en la tercera de la Feria de San Ignacio, una terna compuesta por los salmantinos Javier Castaño y Juan del Álamo y el madrileño Alberto López Simón después de abrir por partida doble la Puerta Grande de Madrid en el mes de mayo. En chiqueros, una corrida de toros de Pedraza de Yeltes, nuevo hierro que está entrando en las Ferias en este 2015.
Tenía embestidas informales el primero de Pedraza de Yeltes, soltando la cara en los primeros tercios y mostrando embestidas defensivas por una falta de fuerza evidente en su condición. Alberto Sandoval se gustó en dos varas aplaudidas, al igual que Ángel Otero en el tercio de banderillas, desmonterándose. Salía sin rebozarse en la muleta de Castaño el de Pedraza, basando el charro su actuación en la mano zurda ante un largón castaño, por donde el toro embestía pasando aunque sin gran clase. A diestras soltaba mucho la cara. Alargó faena pero fue imposible. Estocada contraria a la primera. Silencio.
Embestía a regañadientes el segundo de Pedraza para Juan del Álamo en el capote. Dos buenas varas se llevó el animal para que recibiera una gran lidia. Juan del Álamo, tras preceptivo brindis, fue comprendiendo por el pitón derecho a un toro con transmisión, pronto, con virtudes y que tenía su punto noble. Fue por ese lado por el que se centraron toro y torero para sacar momentos de empaque y transmisión al tendido. Tras estoconazo paseó la oreja.
No se quedaba en las telas de López Simón el tercero de Pedraza de Yeltes, a pesar que tuvo su importancia cuando entró por derecho en el jaco de Tito Sandoval. Se gustó su cuadrilla en banderillas antes de que se pusiera delante del toro con ganas, con puesdta de escena y proposición perfecta para iniciar en dos tandas a diestras que tuvieron mucho gusto y estética. Una gran entrega fue la mostrada por Aberto también al natural antes de que romperse más en corto asándose en los pitones en el epílogo muleteril. Estoconazo desde el corazón. Oreja con fuerte petición de la segunda.
En apuros se vio el picador ante el cuarto, que lo desmontó, antes de que Castaño comenzara la faena con la montera puesta a un astado que se arrancaba desde lejos. Veinticinco muletazos de extraordinaria humillación tuvo el castaño. Ritmo, clase y hondura tenía el bravísimo toro de Pedraza, aprovechado por un Castaño que ligó tandas a diestras Hizo un pequeño amago por rajarse el toro de Uranga, pero lo sometió el torero salmantino hasta los mismos medios para intentar cuidar su condición, mansurrona en el epílogo muleteril. Con la espada, Javier dejó un pinchazo arriba a la primera y una estocada un punto tendida a la tercera. Ovación.
Distinto era el quinto de Pedraza, un toro que no se dejaba confiar por Juan del Álamo, que a partir de la primera tanda consiguió imponerse. Antes, empujó el negro en el jaco en dos varas. Muy corto se quedaba el astado, pero fue corrigiendo Juan ese defecto con la mano derecha. Se lo debió echar a los lomos a partir del ecuador muleteril, mostrando un comportamiento de cinqueño con las complicaciones que eso conlleva.
Con el sexto de la tarde, López Simón dejó una grata impresión con un toreo y un concepto de torero maduro, a la espera de alzarse en agosto a los altares taurómacos de los importantes. Fue un toro al que había que hacerle las cosas bien desde el primer momento, y se encajó el de Barajas en muletazos a diestras que llegaron con facilidad al respetable. Con la espada echó a perder el posible premio.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de Azpeitia, Guipúzcoa. Tercera de la Feria de San Ignacio. Corrida de toros.
Seis toros de Pedraza de Yeltes.
Javier Castaño, silencio y ovación.
Juan del Álamo, oreja y
Alberto López Simón, oreja y ovación.
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