Claro que el aficionado catalán, y el del resto de España, está muy acostumbrado a que los toros no aparezcan en campaña alguna,
salvo para cargárselos, claro. Hablar en estos días de la utilización
política por parte de todos que ha tenido la Fiesta en esta tierra, es
tan cierto como que las corridas de toros están prohibidas con la firma de un molt honorable cordobés de nacimiento y asiduo a la Monumental. Debe ser el hecho diferencial...
Bueno, pues que en esta campaña a nadie se le ha ocurrido
hablar de toros, que les debe parecer que las cosas están bien como
están, que cuando el Tribunal Constitucional falle
sobre el recurso pendiente ya casi cinco años contra la abolición, ya
veremos como se retrata cada uno. En fin, que habrá que esperar, y me
temo que algo más que hasta el lunes que viene, lunes de resaca, que poco tendrá que ver con aquel lunes de resaca sevillano en el que durante muchos años se ponía fin a la Feria de Abril.
Cataluña afronta los últimos días de campaña, otra campaña electoral sin que ningún partido se haya acordado de esos miles de aficionados que
siguen luchando por una pasión heredada de sus mayores, por una fiesta
extirpada precisamente por unos políticos que decidieron que era ajena a
Cataluña.
Franquista y para turistas,
la definieron desde el nacionalismo. Produciría risa si las cosas no
estuvieran como están, con el 27-S a la vuelta de la esquina, y con
tremendos nubarrones en el horizonte, en el de todos, gane quien gane.
¡Como para hablar de toros!
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