Tarde de mucho compromiso,
 no perdonó un quite, siempre la planta firme, los pies clavados en la 
arena y muy variado, queriendo hacer cosas que sorprendan al público. 
Con esa disposición y pese a la paupérrima corrida de Zalduendo,
 se puso desde el minuto uno a los aficionados de su parte. En su 
primero, que no se entregó nunca, ya puso la plaza a hervir con un quite
 de alto voltaje por gaoneras. Se la jugó en banderillas su peón Iván 
García, que acaba de dejar la lucha como matador de toros y se ha hecho 
subalterno.
Con la muleta, Roca Rey derrochó disposición y valentía,
 una forma de estar que transmite aire fresco. No fue una labor en la 
que predominara la limpieza en los muletazos, pues el toro cabeceaba 
mucho, pero sí tuvo emoción. Y ahí una de las virtudes del joven 
diestro, conseguir llegar con fuerza al tendido con lo poco que tenía 
delante. Pisa unos terrenos que le hacen encontrar toro en todos los 
sitios. Enormes los pases de pecho que abrochaban las series, y enorme la estocada. Primera oreja, con fuerte petición de la segunda.
Otro trofeo cortó al sexto en una faena más pausada, 
dándole al toro sus tiempos para sacarle todo lo que llevaba dentro. 
Todo se desarrolló en los medios. El comienzo por estatuarios y las 
series con ambas manos de trazo largo y mano baja. Airoso y torerísimo en los finales, ora un molinete, ora por alto. El final, con la muleta sin armar, jugando con el toro y los pitones muy cerca,
 acabó por poner la intensidad que le faltó al de Zalduendo. Otra 
estocada y otra oreja, y otro aviso a los de arriba de que quiere estar 
ahí.
La tarde comenzó muy mal con dos primeros toros 
impresentables. Morante al primero se lo quitó de encima sin historia 
que contar, y El Juli, con la otra birria que hizo segundo, anduvo 
deslavazado.
Se espolearon las dos figuras
 por el empujón del jovenzano y así el de La Puebla con el cuarto, más 
aparente por delante, dejó buenos momentos. Comenzó la faena de muleta 
por alto, y aunque el toro se empeñaba en besar la arena, su docilidad 
le permitió lucirse. Una serie con la derecha de muletazos tan cortitos 
como con regusto a Morante caló fuerte en los tendidos,
 y unos naturales sueltos tuvieron su sello. Pinchó antes de cobrar una 
estocada corta, se pidió la oreja y dio una aclamada vuelta al ruedo.
También El Juli pareció motivado por
 el peruano. Variado y airoso con el quinto y muy decidido en el inicio 
del muleteo, pero el zalduendito dijo que ni uno más y ni uno más le dio
 el madrileño en inútil porfía.
Que no se descuiden, que hay toreros con ganas de moverles la silla.
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