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| Jesús Enrique Colombo Foto Germán D' Jesús Cerrada | 
"...Jesús
 Colombo tiene algo de Ponce, esa sensación de que no hay peligro, pero 
con la gracia de su adolescencia. Y tiene ángel, musa y duende, como 
define tales atributos Federico García Lorca. Regresa a Venezuela para 
torear con su paisano y no menos brillante Manolo Vanegas en la 
Monumental de Valencia el domingo 29 de noviembre, donde lidiarán 
novillos de don Juan Campolargo. Una de las novilladas más importantes 
en la historia taurina de Venezuela..."
JESÚS ENRIQUE COLOMBO
Apuntes para una biografía
Fortunato González Cruz
tiene, además, una gota 
de sangre alemana. Nació el 29 de septiembre de 1997 en el seno de una 
familia cristiana, en una comunidad amante del arte y de los toros. 
Cursó los estudios elementales en la escuela Rafael Álvarez y los de 
secundaria en el liceo Armando Reverón de Táriba, hasta que pudo más la 
formación profesional que la disciplina escolar, ya en España. 
La primera vez le vimos 
más pequeño que la vaquilla que lidiaba y ya mostraba esa elegancia que 
brota del gusto y del arte, como si se tratara de un inofensivo juguete.
 Había en ese chiquillo de ocho añitos. El espectáculo era de cómicos, 
enanos, payasos y personajes infantiles, pero cuando el niño tomó el 
capote algo cambió, imperó el silencio y luego los ¡olés! ¡Cómo se para!
 Decía Antoñete que “hay que saber pararse frente al toro…siempre… hasta
 en la barra de un bar”. Su temple ya asomaba al acompasar la embestida 
del animalito y rematar la suerte con elegancia. Con la cuadrilla de 
Popeye Torero anduvo por las plazas de Mérida, San Cristóbal y Maracay, y
 por las más modestas de los pueblos. 
A los 10 años ejecutó 
por primera vez el arte de matar una res,  un becerro de la ganadería de
 Mario González, con tanto arte que se le premia con las dos orejas. Fue
 en la feria de Santa Rita, en el taurinísimo estado Aragua. Despertó 
tanta admiración que el torero venezolano Manuel Medina “El Rubi” le 
obsequió dos espadas y el Alcalde le pagó sus primeros honorarios. 
Después lidia en la coqueta placita de Chiguará donde le corta las dos 
orejas a su becerro;  luego en la portátil que se instala en Zea  
indulta su primer astado, un animal de la ganadería de San José de 
Bolívar de don Gerónimo Pimentel. Ya el niño saborea el aplauso del 
público, los elogios, salir en hombros. También sabe de la disciplina, 
del entrenamiento, del conocimiento del toro, y de las suertes del 
oficio. El 18 de febrero del 2012 recibe su bautizo de sangre cuando su 
novillo le produce una dolorosa herida en la ingle y los testículos.
Jesús Colombo padre lo 
lleva con cuidado, pero, sabedor de la madera que pule, se lo lleva a 
Guadalajara donde torea con los niños  Michelito Lagravere Peniche, de 
la Mérida hermana de Yucatán;  Paola San Román, queretana; Andrés Roca 
Rey, peruano y Diego Sánchez de Aguascalientes. Viajan a la caliente, 
hermosa y taurina península de Yucatán y torea en Xmatkuil, población 
aledaña a la capital yucateca. Allí se entrena con sus compañeritos que 
aspiran a colocar sus nombres en los carteles feriales. Va a Colombia y 
al Perú, y en el año 2012 ingresa a la escuela Marcial Lalanda de 
Madrid, gracias al convenio suscrito entre dicha escuela, el Círculo de 
Amigos de la Dinastía Bienvenida y la Cátedra Libre de Tauromaquia de la
 Universidad de Los Andes. Luego lo apodera Juan Ruiz Palomares y bajo 
su atinando pulso lo lleva sin prisa y sin pausa, atenuando sus impulsos
 caribeños, y realiza una fulgurante temporada en medio año 2015 como 
novillero con picadores en Francia y España, y triunfa en casi todos los
 festejos hasta atesorar la increíble colección de 44 orejas y 7 rabos. 
Jesús Colombo tiene algo
 de Ponce, esa sensación de que no hay peligro, pero con la gracia de su
 adolescencia. Y tiene  ángel, musa y duende, como define tales 
atributos Federico García Lorca. Regresa a  Venezuela para torear con su
 paisano y no menos brillante Manolo Vanegas en la Monumental de 
Valencia el domingo 29 de noviembre, donde lidiarán novillos de don Juan
 Campolargo.  Una de las novilladas más importantes en la historia 
taurina de Venezuela.

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