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viernes, 30 de octubre de 2015

Martínez Erice: “Las Ventas debe llevarla quien la mejor conoce, y esos somos nosotros”

En una exclusiva para CULTORO, Manuel Martínez Erice desgrana toda una vida entregada a la Fiesta y, en los últimos once años, a la primera plaza del mundo

Martínez Erice: “Las Ventas debe llevarla quien la mejor conoce, y esos somos nosotros”

Nunca un empresario de Madrid estuvo tan cerca del aficionado como Manuel Martínez Erice: CULTORO ha estado a su lado para analizar una trayectoria no sólo de once años al frente de la primera plaza del mundo, sino de toda una vida entregada al toro desde los sueños de la niñez, los proyectos de la adolescencia jovial y las realidades de la madurez personal y profesional. Ahora, Manuel saca su instinto inteligente y sus recuerdos para contarnos un camino entregado a la Fiesta en nuestra sección "Por Derecho”.

"Yo siempre he estado en este ambiente. En mi casa siempre se ha hablado de toros, y el recuerdo de mi padre entrando y saliendo con la maleta del viaje para acompañar a los toreros está siempre presente. Con doce años devoraba las revistas taurinas, me aprendía los nombres de todos los toreros y los subalternos… y hasta hoy”, señala el propio Manuel sobre su infancia. Añade que "la Feria que más viví fue la de San Fermín porque allí veraneábamos, y recuerdo con especial ilusión el sorteo en aquella plaza, el encierro, la corrida…”. 

Sobre la etapa adolescente, Martínez Erice narra sus acontecimientos de forma detallada: "Con dieciocho años te dicen que te vayas tú sólo porque la casa apodera a David Luguillano y tienes que ir con él, y todo lo que llevas viendo hacer de niño, lo haces sólo. Ahora me doy cuenta de que no iba a la aventura porque era hijo de José Antonio Chopera, por lo que me abrían las puertas. Poco a poco fui haciéndome hueco, viajando día a día, temporada a temporada hasta que un día me dijeron que tenía que ir sólo al callejón y desde entonces sigo al frente de la vocación que me inculcaron”. 

Han sido tiempos de cambios y globalización, pero "en el toreo, lo que más ha cambiado ha sido el mundo de los medios de comunicación. Lo esencial siempre sigue siendo igual”. Llevándolo a lo personal, Manuel declara que "mi padre y yo hemos pasado miles y miles de horas metidos en el coche, nos ha dado tiempo. Algunas veces me preguntaba si esto me gustaba, si quería seguir en esto…él sabía que yo sacaba los estudios, pero no era brillante. Lo que más me gustaba era el apoderamiento, lo de empresario lo veía al principio difícil e ingrato; yo quería vivir con el torero, estar al pie del cañón con Luguillano”. 

Añade sobre sus inicios en el campo del apoderamiento que "también apoderé varias temporadas a El Niño de la Capea, algo que me daba vergüenza decir. Pedro, como lo sabía, me ponía en aprietos y a mí me daba vergüenza con los veintidós años que yo tenía decir que era verdad”. Y sobre esto, suma que "el mejor aficionado es mucho peor como aficionado que el peor de los profesionales. Entonces era bastante más tímido que ahora, hablaba poco y tardé mucho en abrirme. En aquellas tardes con El Tito de San Bernardo o El Brujo iba aprendiendo muchísimo, sobre todo de la vida”.

Entrando en materia, señala Erice la disparidad a la hora de conjurar ser aficionado con empresario venteño. "Se conjuga mal y bien según lo mires. El aficionado debería ganar casi siempre, pero a veces las circunstancias te lo impiden porque éstas mandan y las presiones para confeccionar ferias y carteles son incontables. Muchos aficionados tienen una idea de que el empresario no es aficionado; y creo que para dedicarte al mundo del toro hay que ser primero aficionado. Un no aficionado no podría subsistir en este mundo tan caótico, que tiene tanto de incertidumbre”.
Indagando en su faceta personal, Erice confiesa que le afectan en demasía los sinsabores. "Son siempre desagradables. Un sinsabor es un disgusto y me afecta. Los errores también, y cuando eres consciente de que haces algo más es algo que no se te olvida. Lo que sí llevo bien son las críticas, aun cuando tengo las certezas de que son justificadas. Eso sí, cuando las críticas van a lo personal no las soporto. Cuando percibes que el que te critica lo hace con mala intención, te duele”.
José Antonio Chopera padre sale a escena como personaje crucial para entender la historia de la empresa. "Hace ya muchos años que hago mucho más de lo que la gente se piensa. Él sigue siendo el que manda y espero que lo siga siendo por muchos años”, dice su propio hijo. Sobre sus inicios, recuerda junto a su padre que "tuvimos la suerte de que el aterrizaje fue fácil en el primer año.

Cuando llegas aquí no es ponerte a organizar carteles, sino que tienes que poner en marcha las casi 450 personas que tienes a tu cargo, y esa etapa fue muy complicada”. 

Sabe Manuel que en la próxima temporada está en juego el nuevo concurso para liderar la adjudicación venteña de cara a 2017. Se baten, pues, la próxima temporada salir brillantes para calentar un invierno en el que se decidirá todo. "Esto es una forma de vida y es un negocio: queremos ir a por la nueva adjudicación de Las Ventas. Estoy muy contento viviendo en Madrid desde que dejé San Sebastián y, seguramente, seamos nosotros los que mejor conozcamos la situación real de esta plaza. Desde luego que si yo tuviera en mi mano la posibilidad de elegir el nuevo adjudicatario de la plaza de Las Ventas se la daría al que mejor la conoce”, rubrica.

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