El novillero Álvaro Lorenzo repasa con CULTORO las tardes destacas de su temporada 2015 y adelanta sus propósitos para el año que viene
ILUSTRACIÓN: JUAN IRANZONATALIA GIL
Álvaro Lorenzo sueña con llegar a hacer el paseíllo con verdaderas deidades del toreo, sueña con encajarse la montera en el burladero mientras su público espera impaciente el brindis del toro. Álvaro Lorenzo sueña con ser torero. Sueña, sí, pero mientras tanto tiene los pies bien puestos en el albero y no olvida que tiene por delante un camino que deberá labrarse. Tiene ganas de gustar, de sorprender, de crear pura belleza, de emocionar, ganas de que las cinco horas empleadas al día entrenando den su mayor fruto.
La constancia y dedicación del novillero es un
factor clave en su carrera pero no el único. La Casa Lozano es otro pilar:
"estar a su lado es todo un privilegio.
Me enseñan a crecer como torero y como persona” señala a CULTORO. Pero
esta relación da un pasito más, como los buenos toreros, la figura de Pablo Lozano en la carrera de
Álvaro es imprescindible: "es una relación muy cercana. Comparto casi
todas las tardes con él entrenando y hablando de toros. Me siento afortunado de
poder recibir sus consejos y, gracias a ellos, aprendo de la propia vida”. Uno
de sus mayores apoyos los recibe en el momento de la corrida: "me
dice los fallos que he tenido en el primer novillo para que lo intente corregir
en el segundo. Cuando estamos en casa, me cuenta los detalles que me faltaron y
los intento enmendar en el campo con las vacas”.
El asesoramiento de sus apoderados también está
presente en el concepto de su toreo: "busco torear como siento y como a mi me
han dicho que hay que torear bien. Soy clásico y, a veces, frío. No me gusta el
aplauso fácil y busco la pureza del toreo. No es fácil de conseguir porque son
muchos factores los que se tienen que juntar y espero poder conseguirlo”. Sabe
que a los novillos hay que templarlos por eso señala el temple como una de las
virtudes fundamentales, sin olvidar la facilidad que tiene Álvaro en el manejo
de los trastos.
Agradece al novillo que le deje gustarse, que le
regale tardes de triunfo, incluso, que se lo ponga difícil porque le hace
superarse. En los encantes Domecq y Núñez encuentra mayor afinidad: "lo
que más he toreado esta temporada ha sido Domecq. También alguna de Núñez, es
un encaste que me gusta mucho y creo que me acoplo bien a él. De Santa Coloma
he toreado una pero no me entendí muy bien, a parte que no ayudó”.
Gracias a su forma de sentir el toreo este novillero
ha dejado tardes reseñables a lo largo de su temporada 2015. Empieza señalando
la novillada de Vistalegre: "fue la primera de la temporada y cortar 5
orejas significó mucho. Además aquellas faenas me sirvieron mucho y pude torear
un novillo con el capote bastante a gusto”.
Pronto llegaba el 29 de marzo, fecha más que marcada
en el calendario de Álvaro. Estaba en su tierra y se encerraba con 6 novillos.
Sentía una presión diferente, todos los que iban a verle confiaban en su toreo,
esperaban mucho de él y no podía fallar: "era la primera vez que mataba 6 novillos en
solitario. Pude haber cortado unas pocas orejas más pero con la espada no
anduve acertado. Aun así, fue una tarde muy importante y salí orgulloso”.
En la plaza de Albacete siempre se ha sentido muy
querido y respetado: "era mi cuarto paseíllo, el tercero como
novillero con caballos, y no había conseguido salir a hombros de novillero con
caballos. Era lo que iba buscando. Aunque me llevé una fuerte paliza del primer
novillo de salida, creo que pude sobreponerme y fue una tarde buena, corté una
oreja a cada uno de mis novillos”.
Han sido numerosas tardes en las que hemos
disfrutado del compás de Álvaro Lorenzo pero, este año, su nombre ha brillado
por su ausencia en la meca del toreo: "son decisiones que se toman. Muchas veces
porque uno no está preparado y mis apoderados decidieron que mejor no ir a
Madrid. Ellos son lo que dirigen mi carrera, lo decidieron y yo lo acepté”. Ha
adelantado a CULTORO que, seguramente, la temporada que viene el aficionado le
verá en Las Ventas: "Madrid pesa mucho y más de novillero. Cuando uno tiene esa necesidad
de triunfo tiene que ir lo más seguro posible. Esa era nuestra idea, esperar e
ir en 2016”.
Como buen novillero ya piensa en su alternativa: "creo
que el año que viene es el momento de dar el paso y convertirme en matador de
toros. Es un sueño que llevo persiguiendo desde pequeño”. Aunque aun no
sepa ni lugar ni fecha está ilusionado que llegue. Vislumbra la idea de ser
figura del toreo: "con esfuerzo, sacrificio, trabajo y constancia espero conseguir mi
mayor meta, que mi nombre represente una de las figuras del toreo”concluye Álvaro Lorenzo.
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