Curro Matola, a pie hasta Madrid
‘Si hay
controversia más presencia social tengo’
No
torea desde su aislada reaparición en 2009
Almansa,
fin del segundo día / TWITTER @CurroMatola
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MIGUEL FERNÁNDEZ MOLINA / Madrid
Si yo no
monto este jaleo nadie hablaría de mí. No me vale con entrar en Madrid ‘por lo
civil’, negociando en un despacho. Esto es puro comercio y había que dar un
golpe de efecto. Por eso aquí estoy, por eso me llamas‘. Francisco Antonio Alemán
Martínez -‘Curro Matola‘ en los
carteles- viaja, paso a paso, en dirección a Madrid. A diferencia de la
historia real reconvertida a ficción por Antonio Resines en ‘Pídele
Cuentas al Rey‘, sus reclamaciones no son personalistas. Su objetivo
no es sino ‘montar un pollo’ [sic] para decirle al toreo que nunca
se ha ido del todo, que no le pesan los seis años inactivo y que quiere volver
a dar vuelo a sus ya viejos trastos. La historia es cuando menos interesante.
Curro
Matola (Elche,
1972), tomó la alternativa en 1998 luego de haber destacado como novillero en Madrid.
Poco a poco fue saliendo de la actividad hasta desaparecer del escalafón. Entre
medias, algún festejo en su tierra y una
reaparición aislada en 2009 en Ondara: ‘Empecé
muy joven, por vocación pero un poco perdido porque no tenía antecedentes en mi
familia. Conocí a un mozo de espadas del maestro Manzanares y a su propio
padre. Me echaron una mano. Mi padre se gastó mucho dinero, pero el dinero se
acabó. Y si no tienes dinero, especialmente cuando empiezas, no subes. Con
todo, soy matador desde hace 17 años. Siempre he sido un torero modesto de los
que se han visto limitados por este sistema. Corté una oreja en Madrid,
destaqué en Alicante… pero llegó un momento en que, harto, me aparté. No me
retiré como tal, porque nunca me he quitado el toreo de la cabeza, pero me eché
a un lado‘.
¿Por que
hacer esto? ¿Por qué ahora? A la primera pregunta responde directo: ‘Porque
yo así no puedo vivir. Ves cómo está el mundo, no solo el toreo, y te das
cuenta que es muy difícil mejorar, crecer. Hay que dar que hablar, hay que
hacerse notar. Referido a nuestro sector noto que no hay apenas hambre de toros‘.
Guarda unos segundos de silencio, preparando su segunda respuesta: ‘Mi viaje
no es una ocurrencia de última hora. Ya me rondaba la idea desde hace tres
años. Sobre el mes para hacerlo te diré que elegí noviembre porque no quería
molestar en plena temporada a mis compañeros y porque pensé que era una buena
fecha pensando en el inicio de la próxima campaña‘.
‘Toda
una aventura‘. Sin coche de apoyo, recibiendo el cariño espontáneo y
sumándole kilómetros a un traje de luces. Decisión que ya ha generado
controversia en las redes. ‘Entiendo que haya críticas a mi gesto y aún
más a mi vestimenta, pero la decisión es mía. Si hay controversia, más
presencia social tengo‘. Más allá, reconoce que se pasa mal. ‘Esto
es realmente duro. Pasas muchas horas solo y piensas, piensas de todo. Caminas
ya sin luz por vías secundarias y te pasan los camiones al lado.. Arranqué ayer
lunes y no sé a ciencia cierta cuándo puedo llegar. Preveo 8-9 días pero
depende. Ahora no puedes aprovechar tantas horas como en otros periodos. Me voy
hospedando en casas de amigos, con ayuda de gente por el camino… Yo ahora solo
pienso en dos cosas: llamar a mi hijo cada noche y ponerme el vestido de torear
cada mañana para seguir con esta lucha’.
Recorrer
los 375 kms oficiales que separan Sax de Madrid -el
cuentakilómetros se dispara al caminar entre pueblos- tienen meta: ‘Mi
objetivo es Las Ventas. Salga o no, mi meta es esa. Ya demostré de
novillero que mi toreo encaja allí‘. Conocía de pasada el caso
reciente de su compañero de fatigas Juan Belda a quien,
tras su periplo en solitario, le esperaban responsables de Taurodelta
en la propia plaza de toros. ‘Sabía de su historia, pero no ese detalle. En
mi caso aún no he podido contactar con representantes de la empresa. Espero
poder hacerlo. Viendo cómo está el toreo, todo tan cerrado, sin dar opciones,
tienen argumentos para no ponerme. Si me saliese otra oportunidad aparte de
Madrid, estaría encantado, claro‘.
Reclama
una oportunidad desde cero porque lleva más de seis años sin torear y afirma no
haber hecho campo de manera regular en todo estos años. Suena extraño,
arriesgado cuando menos. Pide calma: ‘Estoy preparado física y mentalmente
aunque no haya toreado ni en el campo en este tiempo. Tengo 42 años y ya he
programado que al final de mi viaje, si lo acabo, comenzaré a tirar de amigos
para hacer tentaderos‘.
He
recibido muchas llamadas de medios, profesionales y gente externa al toro. Ese
es mi objetivo, claro. Llegar a más gente. Al final, este ‘pollo’ igual le
interesa al empresario tanto como a mí. Como espectador, yo iría a ver a un
aventurero así. Y en
mi caso voy a lanzar un mensaje en el que creo firmemente: ‘Puedo hacer temblar
los cimientos de la plaza de Madrid‘. Comenzamos a hablar a primera hora de
la tarde y ya es noche cerrada. Últimos metros antes de dar por
concluida la jornada. Mañana habrá una nueva aventura camino de un sueño.
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